Carmen Rosa Guillén, nutricionista, explica que por lo regular se forma un círculo vicioso en que no existe tiempo para la persona y eso crea frustración. Pero, la especialista también nos cuenta de qué forma se pueden transformar las decisiones.
Para comenzar, es importante estar conscientes de la etapa que se vive día con día. Saber que cuando llega el estrés el cuerpo necesita sentirse bien y lo hace muchas veces a través de la comida, porque provoca cierto placer.
Las mejores decisiones
Así que cada bocado que logramos dar en las crisis del día podrían llevarnos a ver la comida como un bálsamo emocional y a buscar opciones que nos llenen de energía y que estimulen al cuerpo.
Por eso es que el café, las grasas y los carbohidratos simples se hacen tan apetecibles. Sin embargo, estas opciones no aportan nutrientes y por el contrario podrían colaborar en subir de peso o en sentir más pesadez para responder a las exigencias del día.
Eso no quiere decir que no busque aquellos alimentos que le den cierto placer, pero que le dejen también algo positivo en el organismo. Guillén explica que es importante seleccionar los que sean fuente de tiptófeno, porque esos además de ser más nutritivos ayudan en el estrés al ser precurosres de la serotonina, la hormona del bienestar y un mensajero químico positivo del cerebro.
Estos se encuentran en el cacao que se utiliza en los chocolates -pero se debe comer moderado, seleccionar los más oscuros y de preferencia sin azúcar-, así como en el banano, plátano, avena, productos lácteos y aquellos con fibra.
La lechuga también se encuentra en este grupo. A ella se le atribuyen efectos neurosedantes. En la medicina alternativa es reconocida como un hipnótico natural. Esto se debe a su composición química: lactucina y lactucopicrina.
En esa búsqueda de opciones sanas Flor de María Zamora, nutricionista agrega que es necesario aumentar los alimentos ricos en antioxidantes que se encuentran en las frutas y verduras de colores fuertes (rojo, verde y naranja) y en ocasiones se sugiere durante un tiempo, suplementarse con Omega 3.
Incluya las grasas saludables, que están en el aguacate, el aceite de oliva y no se olvide de tomar tés que relajen como el de tilo y la valeriana. La manzanilla es una alternativa más porque calma los estados de ansiedad.
La química bióloga Gabriela Arriaga, explica la importancia de las semillas como las de marañón, porque está comprobado que los alimentos crujientes ayudan a fomentar la tranquilidad y son ricos en magnesio, clave para una oxigenación correcta. Agrega que entre sus alimentos predilectos por sus propiedades están los espárragos, naranjas y queso cottage.
Sumado a lo anterior para tener el balance adecuado tome suficiente agua. El ideal es mantener una lonchera o asegurarse de conocer un lugar cercano en el que encuentre estas opciones que le beneficiarán más.
Cuando no hay cambios ¿Qué pasa en el cuerpo?
El someterse a estrés constante se provoca que el cuerpo este en un estado de alerta, esto hace que se dispare la hormona del estrés llamada cortisol.
La nutricionistas Zamora, explica que el exceso de esta hormona en el cuerpo contribuye de forma negativa al organismo.
Entre las consecuencia se libera la glucosa almacenada en el hígado al torrente sanguíneo, y ésta se almacenara como grasa en el área abdominal. Se aumenta la producción de la hormona del apetito que se llama Grelina, lo cual hace que se tenga más hambre y ansiedad por alimentos ricos en azúcar y grasas no saludables.
Zamora comenta además que se reduce la hormona que nos indica saciedad conocida como Leptina. También hace un llamado a mantener un orden en los horarios para comer como parte de los hábitos positivos para el cuerpo.
De lo contrario el desequilibrio lleva a problemas como la diabetes tipo II, hipoglucemia inducida, por pasar muchas horas sin ingerir alimento, las personas se sienten nerviosos, temblorosas, afligidas y problemas gástricos, más si se tienen antecedente de gastritis o úlceras.
Otras acciones
En forma paralela a la alimentación también se sugiere recuperar el ritmo de vida más equilibrado. Esto incluye una pausa de descanso, aprender a respirar para relajarse y buscar espacios para reír.
La risa es de gran ayuda porque se liberan endorfinas que permiten sentirse más tranquilo. El ejercicio también es vital para sentirse mejor, así que empiece por integrarlo de forma paulatina.
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