Cuando se recibió la noticia de que Jimmy Morales ocupaba el primer lugar como candidato presidencial en las recién pasadas elecciones, ocurrió un asombro casi generalizado. La realidad es que, aunque no era lo que muchos esperaban, ahí está, y competirá por la Presidencia de la República contra alguien que ha hecho mal gobierno. De inmediato circularon memes burlescos, y los ciudadanos que se creen clase aparte, de inmediato criticaron. Circularon noticias internacionales donde se resaltaba el hecho de que el pueblo de Guatemala había elegido a un comediante, en lugar de resaltar su preparación académica.

A Jimmy le han dicho que no tiene equipo, que no tiene plan de gobierno. A lo que ha respondido en forma directa: “Es cierto, pero lo conseguiremos”. Creo que sus palabras son honestas y sinceras, espero no equivocarme. Considero que en el país existen suficientes profesionales competentes para conformar un buen equipo de trabajo.

Como ciudadano común, sin bandera política, soñador de una patria mejor, y con la esperanza de que realmente se quiera hacer algo diferente, hago algunas sugerencias que podrían ayudarle a conducir esta nación: Lo primero, que desde ya debiera hacer, es conformar un equipo pequeño de asesores, conformado por “notables de la nación”, destacados en las principales temáticas para abordar el desarrollo: Educación, Economía, Salud, Agricultura, Industria, Comunicaciones, Tecnología, que se comprometan a una visión de cambio, honestos de los que hay y que han sido copados por este sistema corrupto. Luego debe seleccionar un gabinete de ministros cuyos puestos sean asignados mediante convocatoria pública, con perfil profesional ad hoc al ministerio o institución a dirigir. Para ello deben publicarse los requerimientos en los diarios de mayor circulación y en las redes sociales. La selección final la puede realizar por medio de junta conformada por un representante del consejo de notables, un experto de la profesión y un representante del Ejecutivo, todos ellos afines al tema del puesto en particular. Los colegios profesionales pueden proponer a sus mejores, honestos y más destacados miembros y asegurarse de que aquellos que hagan malas prácticas sean amonestados por sus tribunales de honor.

Muy pronto, como lo prometió, debe convocarse a una Constituyente, y realizar cambios en la Ley Electoral y de Partidos Políticos. La payasada de la renuncia de Baldizón y ahora sus diputados lo pide a gritos. Realizar una reestructuración del Estado, fusionando ministerios con funciones similares, y provocar una real descentralización de procesos y actividades. Al fin y al cabo hay ministerios que pueden desaparecer y no pasa nada. Sentar las bases para que los trabajadores estatales puedan hacer carrera dentro de sus instituciones por medio de la Meritocracia: “que es una forma de gobernar donde las posiciones jerárquicas son conquistadas con base al mérito y hay un predominio de valores asociados a la capacidad individual o al espíritu competitivo, tales como, por ejemplo, la excelencia en educación y los éxitos en su gestión”. Aunque menos probable, por los seguros compromisos ya adquiridos, a Sandra Torres también le vendrían muy bien estas recomendaciones y comprobar así que su propuesta es de los más capaces.

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