La historia de los hermanos Ordóñez fue publicada el pasado 30 de agosto en Prensa Libre, y esto permitió que algunos lectores hicieran aportes y se les entregaran víveres.
Estela Hernández, vecina de doña Tona, como cariñosamente la llaman, explicó que el estado de salud de la anciana se complicó, pues aparte de la parálisis facial que le impide hablar, se queja de fuertes dolores en las articulaciones, pero que por falta de dinero no puede acudir con un médico.
Agregó que un grupo de vecinos ofreció llevarla a un especialista para que la evalúe y recete medicamentos para aliviar sus dolencias.
Vivi Martínez, maestra del colegio San Francisco Javier, de la cabecera, expuso que un grupo de estudiantes decidió visitarlos y llevarles alimentos, así como apoyo emocional. “Es urgente que instituciones se unan para apoyarlos a mejorar su calidad vida”, refirió Martínez.
Erick Villatoro, auxiliar de la Procuraduría de los Derechos Humanos, informó que han creado un expediente, debido a la situación de los hermanos Ordóñez, y que solicitarán medidas urgentes para que se les brinde asistencia.
Agregó que será un Juzgado de Familia y la Procuraduría General de la Nación los que determinen las acciones a seguir; sin embargo, la referida entidad busca garantizar la integridad de doña Tona y su hermano.
Conozca la historia
A 12 kilómetros del área urbana de la cabecera de Huehuetenango, en la aldea San Lorenzo, reside en una champa de láminas y madera doña Tona, una mujer de 79 años que lucha ante las adversidades de la vida, pues desde hace años fue abandonada por sus familiares.
La mujer afronta carencias de todo tipo, desde alimentos hasta medicinas para tratar una parálisis facial que le dificulta hablar con claridad, pero no pierde las esperanzas de que alguien la ayude en el ocaso de su vida. En el Programa del Adulto Mayor está registrada como Petrona Ordóñez.
Su avanzada edad le impide que recuerde su nombre con exactitud; vecinos del lugar cuentan que doña Tona también sufrió un derrame cerebral hace 10 años, cuya recuperación ha sido lenta porque no cuenta con recursos para comprar medicamentos.
Otro de los desafíos a los que a diario se enfrenta doña Tona es conseguir alimentos, pues debido a sus edad y su estado de salud no puede trabajar.
Algunos vecinos aseguran que ella no siempre obtiene comida para los tres tiempos, ya que depende de lo poco que los vecinos le regalan.