Desde ahí, tras una bien cuidada baranda, se divisan dos imponentes volcanes, el Santa María y el Santiaguito —este último activo, por lo que constantemente se observan sus impresionantes fumarolas—.
De hecho muchos turistas permanecen en este lugar por varios minutos, bebiendo un café o un chocolate, para contemplar ambos colosos. Eso sí, se debe procurar verlos desde las primeras horas de la mañana, pues la bruma suele esconderlos a partir de las 10 horas.
La reserva cuenta con varias habitaciones con capacidad de hasta 18 personas, todas con bastante comodidad, limpieza y elegancia, aunque sin perder su estilo de finca —fuera de las estancias hay hamacas, bancas de madera y una mesa de futillo—.
En ningún lugar hay televisión. ¡Para qué!, si lo que el visitante quiere es paz y desconectarse de la cotidianidad.
Luego de un descanso, puede dar una caminata por los distintos y extensos senderos. Uno de ellos conduce a un puente colgante que cruza un apacible río donde se formas unas hermosas pozas.
Hay una gran variedad de árboles, entre ellos los llamados popularmente guarumo, guayabo volador, cola de iguana, pito, pino blanco, primavera y teca, así como plantas de bambú que ofrecen sombra a los pequeños caminos.
En cuanto a la fauna, habitan iguanas, pizotes, armadillos, tepezcuintles y venados.
“Los turistas pueden recorrer las plantaciones de café, macadamia o rambután, o avistar aves”, dice el administrador Sergio Vásquez.
“Se han catalogado unas 190 especies —más las migratorias—. Hay, por ejemplo, chachalacas, urracas, azulejos, chejes, colibríes, pericas, halcones, mot mot y tucanes, así como aves del género trogón —al que pertenece el quetzal—”, añade.
Para los de espíritu aventurero, opera un emocionante canopy de 750 metros de extensión, el cual, en ciertos lugares está a casi 50 metros de altura.
Los que quieran dormir bajo un techo de estrellas, hay un sitio donde pueden acampar hasta 40 personas, cerca de un río.
Bien descansado
Después de las caminatas, envueltos en el verde de los árboles, así como tras experimentar la explosión de adrenalina en el canopy o la visita al río, es momento de regresar a la cabaña, darse una ducha, comer y dormir en el perenne silencio de la naturaleza de la finca El Patrocinio.
En la finca El Patrocinio solo se acepta efectivo. Otra opción es pagar anticipadamente en una cuenta bancaria.
Llevar gorra, bloqueador solar y zapatos cómodos. Asimismo, toalla, zapatos de agua y bañador.
En época lluviosa, es mejor llevar sombrilla y un impermeable.
No olvide los binoculares.