“Ha sido un mes de tristeza y de dolor, tal vez pasará dentro de tres o cuatro meses”, comentó Alejandro Cuyuch López, padre y abuelo, quien cuenta que murieron nueve personas de su familia entre ellos un hijo, dos hijas, su esposa, cuatro nietos y su nuera al señalar cada una de las lápidas que colocaba este sábado en el cementerio municipal de Santa Catarina Pinula.
De ellos aún falta localizar los cuerpos de sus nietos Fernando Cifuentes Cuyuch y Alejandro Cuyuch García, ambos de cuatro años.
“Vivíamos en El Cambray 2, no es una invasión, nos vendieron los lotes. Nosotros compramos los lotes y 20 años vivimos ahí; el lote está inscrito en el registro de inmuebles de la capital y ahí está el título”, expresó.
“Un día me faltó para morir”, mencionó don Alejandro, quien vivía en esa casa, pero el 30 de septiembre decidió irse al departamento de Santa Rosa para trabajar con otro de sus hijos. El 1 de octubre ocurrió la tragedia.
Ahora vive en el albergue habilitado en el antiguo salón municipal en el centro de Santa Catarina Pinula.
Sigue buscando a su prometida
Desde las 22 horas del 1 de octubre pasado, Bernardo Solano vive un tormento. Entonces hablaba por teléfono con su novia Brenda Sen Pú, con quien tenía planes de casarse a finales de este año.
“Se cortó la comunicación y empecé a llamar y no respondió, hasta que las hermanas me dijeron del deslave; fui al lugar y ya no se miraban las casas”.
Un mes después, Solano no ha logrado encontrar su cuerpo y ahora acude tres veces por semana a la morgue de la zona 3, ansioso por hallarla y darle sepultura.
Ayer, Bernardo llegó al cementerio municipal de Santa Catarina Pinula a colocar lápidas a la familia de Brenda, de la que murieron 21 personas.
“No tenemos tranquilidad”
Los hermanos Pablo y Claudia Sandoval Aquino llegaron ayer al cementerio municipal y observaron cómo los trabajadores colocaban una a una las lápidas donde fueron inhumados nueve de sus seres queridos.
De esta familia murieron 11 personas en el deslave de El Cambray 2, y aún buscan a dos niños de 4 y 10 años: Moisés y Fernando Emanuel Sandoval Ramírez.
“Vamos a la morgue a averiguar. No tenemos tranquilidad hasta que podamos tener a todos aquí”, mencionó Claudia.
Pablo vivía en el lugar y es el único de esta familia que se salvó.