El equipo, liderado por el profesor Yasuhide Nakayama, implementó un proceso mediante el cual el colágeno recubre un cuerpo extraño al penetrar en el cuerpo.
Para obtener el microvaso se introdujo una vara del grosor deseado en un ratón y se le retiró dos meses después, cuando el colágeno había recubierto el objeto y formado así un tubo.
Hace seis meses el vaso fue trasplantado a una arteria y a día de hoy continúa funcionando con total normalidad, según los investigadores.
Los vasos sanguíneos artificiales disponibles actualmente están hechos de materiales como los fluoroplásticos, que acaban siendo reemplazados por material que genera elcuerpo.
El problema es que con diámetros inferiores a los 6 milímetros son propensos a la formación de coágulos sanguíneos en su interior.
El equipo del profesor Nakayama espera que estos microvasos puedan permitir injertos más complejos en áreas sensibles del organismo.