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El nixtamalero
Comienzo por citar a tres autores de diccionarios de localismos guatemaltecos que se refieren al término “nixtamal” y “nixtamalero”, registrado también en el DRAE como procedente de algunos países de Mesoamérica. El primero, don Lisandro Sandoval, escribe en su extensa obra Semántica guatemalense o diccionario de guatemaltequismos, “nixtamal” con equis, luego don Daniel Armas lo registra “nishtamal” en su Diccionario de la expresión popular guatemalteca y don Sergio Morales en su Diccionario de guatemaltequismos usa también la equis. Los tres mencionan que el “nixtamal” es el maíz que se cuece con cal para suavizarlo y del que luego, ya molido, se pueden hacer tortillas, tamales, y atoles. Además tienen entradas el “nixtamalero”, y “nishtamalero”, para referirse a Venus, el segundo planeta del sistema solar, interior y vecino del nuestro.
El término figura también en el Diccionario de americanismos (2010), que recoge localismos de toda la América hispanohablante, acuciosa obra de la Asociación de Academias de la Lengua Española (ASALE). Asimismo, tanto “nixtamal” como “nixtamalero/a” son términos registrados en el DRAE (DLE). La primera entrada explica qué es y la segunda que así se llama a los vendedores del producto. El origen de la palabra es el nahua “nextamallí”. Explica don Lisandro Sandoval en su diccionario (1942) que significa maíz cocido con agua de lejía, compuesto de “nexatl”, lejía y “tamalli”, tamal. Dice también don Lisandro que antes se usaba ceniza en lugar de cal y el maíz ya suavizado se molía en una piedra de moler o “metate”. Ahora, por lo general, se usan molinos de metal.
Por esta época del año Venus, el “lucero del alba”, brilla en todo su esplendor iluminando el crepúsculo matutino a la hora en que las mujeres campesinas emprenden el camino hacia el molino de nixtamal. Por eso, porque alumbra su camino, en la campiña al hermoso planeta lo han llamado “el nixtamalero”, aunque ahora los jóvenes, que usualmente ya no voltean a ver al cielo ni se levantan de madrugada están dejando caer en desuso la hermosa palabra, como tantas otras, pues con raras y contadas excepciones han reducido su vocabulario y a veces casi solo se comunican por medio del lenguaje gestual. Cuando los días son muy diáfanos, Venus puede incluso verse al medio día y cuando se pone, jamás tres horas después del Sol, lanza fulgores diamantinos que lo convierten en un maravilloso espectáculo.
El término “planeta” es masculino, pero Venus, en honor de la diosa pagana del amor y la belleza, lleva un nombre femenino, el único en nuestro sistema solar, aparte de la Tierra. Tienen nombres de diosas también, varios satélites. Sería justo, ya que las mujeres son las encargadas del nixtamal, que el bello astro se llamase “la nixtamalera”.