Se pronostica que las ventas se multiplicarán por 17 para el 2030.
Panorama
Según conclusiones del estudio Disponibilidad y características de los cigarrillos electrónicos en Guatemala, efectuado durante dos meses del 2014, por Astrid Arriaza, y los médicos Ana Lucía Garcés y Joaquín Barnoya, del Centro de Investigación del Incap para la Prevención de Enfermedades Crónicas, hay alta disponibilidad de este producto en varios puntos de venta, variedad de sabores y con pocas advertencias para la salud.
Durante la investigación, se encontraron 64 clases de cigarros electrónicos, y 57 soluciones de relleno en 39 establecimientos de la Ciudad de Guatemala. Se pueden adquirir en lugares cuyas ventas es difícil de controlar como centros comerciales —62.5 por ciento—, quioscos, gasolineras o salones de belleza.
“El problema es que es un producto no regulado. Es como comprar discos compactos en la calle. Cualquiera los puede vender”, dice Barnoya.
Se pueden comprar a unos US$10 los de primera generación; a US$35, los de segunda, y a US$81, los de tercera. El precio promedio de las soluciones de relleno es de US$12.
Barnoya considera preocupante que de los productos analizados, 34.3 tienen sabor a fruta; 20, a mentol; 22.9 a tabaco, y 5.7, a dulces o postres. “La idea es que los cigarrillos electrónicos ayuden a dejar de fumar, lo cual no es cierto, porque al tener estos sabores, el mercado no solo se dirige a quienes quieren abandonar este hábito, sino a adolescentes”, añade.
Los aromas parecidos a los de las golosinas podrían atraer a los jóvenes a probarlos y facilitar el desarrollo del tabaquismo, al reforzar la satisfacción sensorial derivada de su empleo, explica la OMS.
Además, no existe regulación para que menores de 18 años puedan adquirirlos, refiere Barnoya.
Datos
De los cigarrillos, 59 por ciento tenía algún tipo de advertencia, y 46 por ciento de los líquidos no tenía ninguna etiqueta. Solo en 15.1 por ciento de los cigarrillos y en 50 por ciento de las soluciones aparece el mensaje sobre su toxicidad.
Para atraer a los consumidores, 34 por ciento de los cigarrillos y 11 por ciento de los líquidos tenían publicidad para evitar la Ley de Ambientes Libres de Humo de Tabaco, donde no está prohibido usarlos.
El aerosol contiene algunos compuestos carcinógenos y otras sustancias tóxicas que se encuentran en el humo del tabaco, pero en niveles inferiores, aunque superiores al de un inhalador de nicotina, asevera la OMS. En ciertas marcas el nivel de algunos de esos agentes carcinógenos, como el formaldehído y otras sustancias tóxicas como el acrilaldehído, es tan alto como el del humo producido por algunos cigarrillos convencionales, añade.
No hay legislación
Barnoya recomienda que se apruebe una ley sobre cigarrillos electrónicos. Además, el Ministerio de Salud Pública “debe clasificar a los cigarrillos electrónicos como una droga sin nicotina, porque esta sustancia es adictiva y, por lo tanto, se tienen que incluir en la Ley de Ambientes Libres de Humo de Tabaco”.
Si bien algunos informes indican que una proporción inexacta de usuarios de los cigarrillos electrónicos ha dejado de fumar gracias a la utilización de esos productos, su eficacia aún no se ha evaluado de manera sistemática. Solo unos pocos estudios han tratado de determinar si su uso es un método eficaz para dejar de fumar, agrega la OMS.
Contraparte
Un estudio publicado recientemente por la Agencia británica del Servicio de Salud reveló que los cigarrillos electrónicos son 95 por ciento menos dañinos que el tabaco tradicional. El informe asegura que aunque los médicos todavía no pueden recetar estos productos, puesto que no cuentan con licencia para fines médicos, espera se supere este obstáculo en el futuro.
Contacto: Joaquín Barnoya, barnoyaj@gmail.com
Saber más
– Los cigarrillos electrónicos son sistemas de administración de nicotina que imitan a los productos de tabaco. Contienen una solución de la mencionada sustancia en aerosol y no producen combustión.
– Fueron patentados en el 2003 en China por por Hon Lik, con el propósito de reemplazar a los cigarros y dejar de fumar.
– Los de primera generación están diseñada para verse y sentirse como tabaco. Son los únicos que parecen cigarros.
– Los de segunda generación son más grandes, tienen una batería recargable y por su tamaño, forma y color se asemejan a plumas o pequeños desarmadores.
– Los de tercera generación son similares a los de segunda, pero más grandes. Se pueden personalizar con sabor, intensidad y temperatura.