Esta mañana, las mismas fuentes habían indicado que al menos cinco personas, entre ellas varios civiles, habían muerto y catorce más habían resultado heridas al entablarse un tiroteo entre un grupo de hombres armados y los soldados que vigilaban la entrada de la base-prisión de Tayura.
De acuerdo con su relato, los hombres habían atacado el conjunto de edificios en venganza por la muerte de un joven que había sido abatido a tiros cuando intentaba robar un vehículo militar.
Fuentes independientes aseguran, por su parte, que entre los presos de la cárcel de Tayura había numerosos miembros de grupos armados yihadistas.
Libia es un Estado fallido, víctima del caos y la guerra civil, desde que en el 2011 la comunidad internacional apoyara militarmente el levantamiento rebelde contra la dictadura del derrocado Muamar al Gadafi.
Desde entonces, el poder está divido entre dos gobiernos, uno en Trípoli y otro en Tobruk, que luchan por el control territorial apoyados por señores de la guerra, mafias de tráfico de armas y personas y diferentes tipos de milicias.
Del enfrentamiento y el vacío de poder se aprovechan bandas armadas afines al grupo yihadista Estado Islámico, que junto a la Organización de Al Qaeda en el Magreb Islámico han ampliado su influencia en el país y en todo el norte de África.