Teniendo en cuenta varios factores (género, edad o esperanza de vida) los investigadores llegaron a la conclusión de que los líderes habían vivido 2.7 años menos que los candidatos perdedores.
Los dirigentes “tienen una mortalidad significativamente acelerada comparado con los candidatos no elegidos”, afirma el estudio.
Los resultados no obstante se refieren casi en exclusiva a países europeos, a Estados Unidos y Canadá.
En otro estudio publicado en la misma edición, investigadores británicos analizaron la mortalidad de casi 5 mil miembros de las dos cámaras del Parlamento británico, comparada con la de la población del país, entre 1945 y 2011.
Descubrieron que la tasa de mortalidad de los diputados era inferior en 28 por ciento a la población en general, e incluso de 38 por ciento si se trataba de miembros de la Cámara de los Lores, cuyos cargos pueden ser vitalicios.