Dicha provincia está controlada casi totalmente por el Frente al Nusra, filial de Al Qaeda en ese país, y sus aliados.
Por otro lado, al menos 34 personas -de las que seis son menores y doce, mujeres- perecieron entre el jueves y este viernes en bombardeos similares contra áreas bajo el dominio del grupo terrorista Estado Islámico (EI) .
El Observatorio precisó que en esos ataques la fuerza aérea de Rusia atacó la localidad de Al Bab y otras partes del norte de la provincia septentrional de Alepo, conquistadas por los yihadistas, así como la urbe de Al Raqa, capital de la provincia homónima y bastión principal del EI en Siria.
Desde finales de septiembre, la aviación de Rusia, aliada del régimen de Bachar al Asad, lleva a cabo una campaña de bombardeos en Siria, en la que es su primera intervención militar directa en el país árabe desde el inicio del conflicto en el 2011.
Las autoridades rusas han explicado que el objetivo de los bombardeos son las posiciones del EI y de otras organizaciones terroristas.
Rusia tiene la última palabra sobre la paz en Siria
Mientras Estados Unidos y las potencias mundiales se reúnen en un nuevo intento por terminar con la guerra civil en Siria, Rusia parece tener la última palabra.
Las naciones se reúnen el viernes en la ONU esencialmente para negociar un plan ruso para una “transición política” , basada en el consentimiento del gobierno sirio y sin clara referencia a la salida del presidente Bachar al Asad.
Y en su búsqueda de una forma de asegurar y hacer cumplir la paz que ha sido muy difícil de alcanzar desde 2011, la reciente intervención militar rusa parece constituir el factor clave.
Como el presidente Barack Obama dijo a principios de este mes, los rebeldes que se unan al proceso podrían gozar de un “alto al fuego” donde no enfrenten más los bombardeos sirios o rusos. La implicación era que los que se nieguen todavía podrían ser atacados.
En cualquier caso, los diplomáticos de Oriente y Occidente dicen que las posibilidades de poner fin al conflicto entre el ejército de Asad y las fuerzas rebeldes moderadas son mejores ahora de lo que habían sido durante mucho tiempo. Todos hablan de aprovechar el impulso de varias reuniones innovadoras en meses recientes.
Por primera vez, el surgimiento del grupo Estado Islámico lleva a Estados Unidos, Rusia e incluso a enemigos jurados como Arabia Saudita e Irán a comprometerse con un proyecto para negociar la paz y sentar un conjunto de principios para el futuro de Siria.
Se espera que éstos sean respaldados este viernes por el Consejo de Seguridad de la ONU, después de las reuniones entre los ministros del exterior en Nueva York. El órgano no ha aprobado una resolución semejante en el pasado.
Existen otras señales de progreso. La oposición está finalizando la composición de su delegación para las conversaciones con el gobierno, que se supone comenzarán el siguiente mes. Jordania está cerca de completar una lista de grupos militantes que podrían unirse en un gobierno de unidad y que, como el Estado Islámico y Al Qaeda, serían declarados terroristas y enemigos de todos.
Sin embargo, permanecen brechas “muy reales” , dijo esta semana a los periodistas Samantha Power, embajadora de Estados Unidos ante las Naciones Unidas.
Por un lado, la división rusa de “terrorismo” contra las fuerzas rebeldes legítimas difiere significativamente de la de Estados Unidos y los gobiernos árabes, dicen los diplomáticos. Y no puede alcanzarse un acuerdo si Rusia no está satisfecho.
Una división aún mayor preocupa a Asad mismo, con Washington desesperado por asegurar una garantía de que eventualmente dejará la presidencia en una transición, después de haber desistido a la demanda previa de Obama de que el líder sirio renunciara inmediatamente.
Rusia ha pasado los últimos cinco años bloqueando cualquier estrategia internacional o resolución de la ONU que le muestre la puerta de salida a Asad.