Así lo escribió en un artículo publicado en el sitio de información ultraortodoxo Kooker.
Gopstein, un colono residente en Hebrón, en el sur de la Cisjordania ocupada, también denuncia en el texto lo que considera una “caída de la línea defensiva del pueblo judío contra nuestros enemigos desde hace cientos de años, la Iglesia católica”.
“La misión de estos vampiros y sanguijuelas continúa. Si no se puede matar a los judíos se les puede convertir”, añade.
Por eso, dice, hay que “hacer desaparecer a los vampiros antes de que beban de nuevo nuestra sangre”.
La Policía israelí ya detuvo en varias ocasiones a este hombre por declaraciones racistas contra cristianos y musulmanes.
El movimiento judío liberal en Israel y la Coalición contra el racismo en Israel pidieron a la justicia y a la policía que investiguen estas declaraciones.
En Israel se han multiplicado últimamente los llamamientos pidiendo la prohibición de Lehava.
Este movimiento es sospechoso de dos incendios: el del 18 de junio recién pasado en la iglesia de la Multiplicación de los Panes y los Peces y en el del 31 de julio recién pasado que causó la muerte de un bebé palestino de 18 meses y de sus padres en Cisjordania.
Una adolescente israelí también murió apuñalada por un ultraortodoxo en la Gay pride de Jerusalén en julio recién pasado.