Fotografías de 1914 y 1915 muestran las “Jornadas de Jesús”, instalaciones montadas en algunas iglesias (en este caso, la de Santa Teresa) o en casa de familias piadosas, para representar escenas señaladas por la tradición, como la Huída a Egipto o la casa de la Sagrada Familia en Nazaret.
“Entre diciembre y enero iba cambiando la decoración y el escenario para representar cómo iba creciendo el Niño Jesús”, dice el historiador Haroldo Rodas. “Lamentablemente, es una tradición que prácticamente se ha perdido, pues la última familia que hacía este tipo de representación era la del altarero Ramiro Araujo, quien ya falleció”, agrega.
Nacimientos de ayer
Quizá parezcan tan diferentes a los actuales porque sus fotografías están en blanco y negro, pero los colores se adivinan.
Hoy, al igual que hace 50, 60, 70 años, los querubines de papel aún se amontonan en las nubes de celofán; el pastor con la oveja al hombro sube por una ladera tiesa de tanto aserrín y engrudo; las ovejas tienen que seguir comiendo musgo dada su inmovilidad de madera.
Estos nacimientos antiguos eran visitados por la gente, la noche de Navidad y las siguientes, pues era una época sin televisión, sin radio, sin cable, sin celulares en oferta y sin carritos a control remoto.
La ciudad no pasaba del Cerro del Carmen ni de la 18 calle. Santaclós no tenía de qué reírse y los vendedores ambulantes en la Calle Real eran inimaginables en aquellos años gobernados por el dictador Estrada Cabrera.
Hoy, en cambio, se amontonan por las aceras igual que los querubines en aquellas nubes grises de tul, pero no cantando “Gloria in excelsis Deo”, sino vociferando: “¿Qué va llevar Reina? ¿Qué le gusta caballero?”, pregunte.