Salud y Familia

Cuidado con lo que lee: 3 mitos sobre la salud del corazón

En el riesgo para enfermedad cardíaca, la alimentación puede tener un papel importante. A continuación, te presentamos los errores populares que puedes evitar.

Cuidar su salud es una prioridad. Evitar malas prácticas, también (Foto Prensa Libre: Cortesía / Mayo Clinic).

Cuidar su salud es una prioridad. Evitar malas prácticas, también (Foto Prensa Libre: Cortesía / Mayo Clinic).

Para reducir la posibilidad de padecer una enfermedad cardíaca, hay que evitar los huevos y tomar un suplemento de omega-3, ¿verdad? No, no es cierto.

La mejor arma para mantener las enfermedades cardíacas a raya es ingerir una alimentación sana que aporte las vitaminas, los minerales y la energía que el organismo necesita, al mismo tiempo que permite controlar el peso, el colesterol y la presión arterial.

Así que tenga cuidado con los siguientes mitos populares respecto a la nutrición, como señala Mayo Clinic, porque pueden llevarle por el camino equivocado.

El mito: el aceite de coco es una alternativa de cocina saludable para el corazón.

El argumento a favor: el aceite de coco es extremadamente alto en grasas saturadas y hasta puede superar en alrededor del 50 por ciento a la mantequilla.

Foto Prensa Libre: Servicios / Pexels

Sin embargo, a pesar de que se sabe que la grasa saturada eleva los niveles de colesterol y que se relaciona con riesgo para enfermedades cardíacas, sus defensores creen que algunas grasas saturadas del aceite de coco (llamadas triglicéridos de cadena media) son menos dañinas y pueden realmente elevar los niveles del colesterol de lipoproteínas de alta densidad (HDL).

La realidad: se ha demostrado que el aceite de coco eleva los niveles del colesterol bueno y malo más que otros aceites de origen vegetal, como el de oliva o el de colza (canola). Además, lo cierto es que los triglicéridos de cadena media constituyen solo una pequeña cantidad de los ácidos grasos en el aceite de coco.

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Por otro lado, los supuestos beneficios del aceite de coco todavía no se han comprobado mediante estudios a gran escala en humanos, a diferencia de la enorme cantidad de evidencia que respalda a otras grasas saludables para el corazón, como el aceite de oliva, el aceite de colza o los ácidos grasos omega-3 de las nueces y los mariscos.

El mito: es mejor evitar los huevos o, al menos, las yemas.

El argumento a favor: las yemas de huevo contienen bastante colesterol y, por lo tanto, es obvio pensar que consumir tanto colesterol lleve a tenerlo alto.

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La realidad: la mayor parte del colesterol presente en el cuerpo es producida por el hígado y no proviene de la alimentación. Aunque la alimentación es importante, los estudios descubrieron que los niveles de colesterol están más relacionados con las grasas ingeridas, como las saturadas y las trans, que con el colesterol mismo.

Los huevos también contienen nutrientes saludables, como vitaminas A y D, además de proteína.

Si bien los estudios demográficos a largo plazo no muestran ninguna relación entre comer un huevo diario con índices mayores de ataque cardíaco ni accidente cerebrovascular, tenga cuidado de no acompañarlo con tocino y queso, porque ambos pueden aumentar el riesgo.

El mito: los suplementos de ácidos grasos omega-3 ayudan al corazón.

El argumento a favor: comer pescado puede disminuir el riesgo de muerte por enfermedad cardíaca, gracias a los ácidos grasos no saturados de los mariscos que pueden reducir inflamaciones y disminuir los niveles de los triglicéridos, que son las grasas presentes en la sangre.

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No obstante, si no come pescado regularmente (o nunca lo haces), una buena solución podría ser tomar un suplemento de ácidos grasos omega-3 o de aceite de pescado.

La realidad: una gran revisión de muchos estudios, que abarcó a cerca de 80,000 pacientes, no encontró ninguna relación entre los suplementos de ácidos grasos omega-3 y las enfermedades cardíacas.

La conclusión fue que, si bien los suplementos probablemente no son perjudiciales, lo mejor sería que los ácidos grasos omega-3 provengan de la alimentación y no de un frasco de pastillas.

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