Los hombres y mujeres descendientes de este grupo sociolingüístico forman parte de los 21 comunidades mayas de Guatemala. Son aproximadamente un millón, los cuales se encuentran distribuidos, en su mayoría, en los departamentos de Alta Verapaz, Petén e Izabal, así como en algunos municipios de Baja Verapaz, Quiché y el distrito de Toledo, en Belice.
“Es un pueblo noble, apartado de problemas, pero aguerrido cuando la situación lo amerita”, sintetiza el doctor y humanista Juan José Guerrero, director del campus de Cobán, Alta Verapaz, de la Universidad Rafael Landívar (URL).
Valientes
Definir el alma del pueblo qeqchí es traspasar por una serie de opiniones y perspectivas. Para el cronista de la municipalidad de Cobán, José Eduardo Sierra, el espíritu de esta etnia tiene dos grandes realidades: la urbana y la rural, pero ambas se caracterizan por su optimismo y gallardía ante la vida.
También considera que son aguerridos, pero además, muchos de ellos se caracterizan por ser disciplinados, obedientes, fieles y resistentes. Un gran número de sus hombres se enlistan en las filas del Ejército, en el grupo élite kaibil, o en empresas de seguridad privada, refiere el cronista.
Para Guerrero, citando la obra Persona y Comunidad Qéqchi,’ de José Parra Novo, la filosofía qeqchí parte de la vida; en donde el hombre está compuesto por cuerpo, espíritu, corazón y sombra.
Jesús Tapuerca, antropólogo y sacerdote dominico, quien es administrador del centro Bartolomé de las Casas Ak’ kutan, estima que el cambio en la tenencia de la tierra por los monocultivos ha provocado que muchos estén perdiendo la mística por la tierra como centro de su vida.
Idioma completo
Es la comunidad que ocupa más territorio y presenta el mayor porcentaje de monolingüismo. “Es el grupo maya que más emplea su idioma en forma escrita y con mayor grado de literalidad”, según el estudio Tierra e identidad en la memoria viva. El caso q’eqchi’ de Guatemala, de la antropóloga mexicana Adriana Estrada Ochoa (2004).
Guerrero explica que esta lengua es completa, porque se pueden conjugar todos los tiempos verbales.
La comunidad qeqchí abarca una zona geográfica de 24 mil 662 kilómetros cuadrados en la zona núcleo y 29 mil 582 km2 en la zona de avance; de acuerdo con el documento Atlas lingüístico de Guatemala de Michael Richards (2003).
Antigua Tezulutlán
El territorio, identificado por los nativos como Sa’ Monka, estaba formado por comunidades gobernadas por caciques. Fue una zona intrincada durante la conquista española, en parte por su geografía y clima, como por la natural resistencia de sus habitantes.
Para los nahuas también era conocido como Tezulutlán, que significa Tierra de tecolotes que, cuenta Guerrero, fue identificada como Tierra de Guerra por ser en aquel momento, casi impenetrable.
En 1531 se celebraron las primeras capitulaciones (negociaciones) con los españoles, con el fin de conquistar el territorio en forma pacífica, por medio de la evangelización, lo cual se concretó con los misioneros de la orden de Santo Domingo, bajo la jurisdicción de fray Bartolomé de las Casas, señala el cronista Sierra.
Pero fue hasta el 2 de mayo de 1537 cuando se pactó este hecho con la suscripción del documento Concierto para la evangelización de la tierra de guerra entre el gobernador Alonso Maldonado y De las Casas.
Fue en este tratado donde se acordó que los nativos no quedarían en condición de esclavos ni de siervos, sino de vasallos y podían tributar con “lo que hubiere”. También el territorio se convirtió en zona restringida para los españoles durante cinco años. “En ese tiempo solo podían entrar los dominicos que De las Casas autorizaba”, afirma Guerrero.
En 1540, el rey —Carlos I de España y V de Alemania—, ratificó, en una carta, la prohibición de que los españoles ingresaran a Tezulutlán.
Para entonces, los límites de este territorio eran al norte el río Chixoy; al sur y oriente, el río Motagua y el norte de Honduras y al occidente, los ríos La Pasión y Sarstún.
El área, además de los qeqchíes, fue habitada por los acales, pocomchíes y achíes; y en las regiones limítrofes por lacandones y choles, refiere Sierra.
El 15 de enero de 1547, Felipe II, por órdenes de su padre, el Rey Carlos I, firmó la Cédula Real donde se le dio rango de Provincia de Vera Paz al territorio de Tezulutlán.
La ciudad de Cobán se asentó sobre un cerro sagrado. Fue el 4 de agosto de 1543 cuando se fundó oficialmente Santo Domingo de Cobán, de acuerdo con el manuscrito de Chamelco. En esa fecha se celebra la fiesta patronal. En 1558 recibió el título de Imperial Ciudad de Carlos V.
El cronista Domingo Juarros afirmó que en 1800 Cobán tenía la mayor población de indígenas, con más de 12 mil habitantes, refiere Sierra.
Larga Dominación
La influencia de los dominicos en el territorio se prolongó durante más de tres siglos. Hasta que fueron expulsados del país por el presidente Justo Rufino Barrios (1873-1885) durante la Reforma Liberal.
“Barrios invitó a los extranjeros a venir a Guatemala, pero había preferencia por los alemanes”, escribió Sierra en el documento Historia de Tezulutlán y de Cobán.
La historiadora Regina Wagner cita que los germanos se sintieron atraídos por las Verapaces por su “natural ais-lamiento, el clima y la fertilidad de la tierra”. A finales de 1890, dos terceras partes de la producción cafetalera estaban en manos de alemanes.
Fue así como las fecundas tierras qeqchíes pasaron a manos de nuevos propietarios, casi siempre foráneos, lo que significó la expulsión de sus propiedades ancestrales y su desplazamiento, en busca de nuevas áreas libres para cultivar.
“La presencia alemana fue seguida por la estadounidense, siempre concebidos por el Estado, la sociedad ladina y el resto del mundo como ‘civilizadores’ de los indígenas”, refiere el estudio de Estrada Ochoa.
A partir del siglo XX, el pueblo qeqchí empezó a desplazarse hacia Petén, Izabal, Quiché y Belice, por razones económicas.
En la década de 1930, fue para evitar la Ley contra la vagancia, del presidente Jorge Ubico; en la década de 1980, por el conflicto armado interno y en la actualidad por las migraciones.
“El qeqchí quiere ser libre. Tiene una relación maternal y espiritual con el cosmos y la tierra. Sin embargo, este vínculo como mística está cambiando”, reflexiona Tapuerca.
Economía
La agricultura es la principal actividad económica de este pueblo, donde el maíz y el frijol son la base de su alimentación. La complementan con la crianza de aves, cerdos y otros animales domésticos, de acuerdo con el estudio Historia y memorias de la comunidad étnica q’eqchi’ de la URL, el Fondo de Desarrollo Indígena Guatemalteco y Unicef.
Las artesanías, el tejido y otros oficios como la sastrería y albañilería son complementarios a su tradición agrícola.
Cultivos como el café, el cardamomo, la pimienta y el té fueron introducidos por los alemanes y actualmente son manejados por algunas comunidades.
El café fue durante décadas el principal producto de exportación en la región, pero ha sido sustituido por el cardamomo; donde Guatemala es el mayor productor mundial y ocupa el cuarto lugar en ingresos de divisas —de productos agrícolas— al país, después del azúcar, café y banano, de acuerdo con el Banco de Guatemala. A octubre del 2015, ingresaron US$180 millones.
Otro producto muy característico de este pueblo es el achiote, una especie de semillas rojas que da el color característico a los tamales y platillos tradicionales.
La producción y exportación de té orgánico también es una fuente de ingresos importante para la Cooperativa Agrícola Integral Chirrepec R.L. manejada por qeqchíes desde 1968 y quienes en la última cosecha anual produjeron 4 mil quintales, de acuerdo con sus administradores.
Tradición y cultura
En el Centro Ak’ kutan de los dominicos, ubicado en la ruta hacia San Juan Chamelco, un hermoso mural pintado por la artista Rosa María de Gámez, recoge la historia evangelizadora de esta comunidad que, a la fecha, funde el fervor por la cruz y el maíz en una misma ofrenda.
La iglesia El Calvario es un ejemplo vivo de este ritual, que puede observarse en las estaciones de ascenso al templo, con mechones de cabello, plumas y candelas en donde se acude con fervor para pedir a Dios por favores y gracias.
La religión qeqchí es sincretista con componentes católicos y autóctonos.
Una de las ideas más representativas es el Tzuul Taq, que no es el Dios del Cerro, sino solamente una vinculación con Dios a través del cerro, relata Guerrero, quien en en un documento publica una entrevista a un anciano qeqchí que explica: “…Al Tzuul Taq no se le reza, se le habla, se le pide, se le ofrecen dones y se le adora…”
En cuanto a su indumentaria, la mujer es la que mejor conserva la tradición. El Festival Folklórico de Cobán se ha convertido en el principal referente para guardar este registro desde 1936, el cual ha permitido a los antropólogos documentarar el traje de cada grupo sociolingüístico.
Diez municipios qeqchíes de Alta Verapaz conservan sus traje, en su mayoría, el huipil blanco, el corte plegado oscuro y un tupuy rojo en la cabeza, sin faltar los collares y anillos de plata.
La platería es una de las artesanías más representativas de esta región, la cual es cada vez más escasa. “Ha sido sustituida por otras”, comenta el cronista.
Marco Antonio Oxom, de la platería Monja Blanca, cuenta que desde hace varios años importa la materia prima de México. Así que los chachales en coral y plata son piezas de colección.
Clima y topografía
La topografía de su amplio territorio es variada. Las Verapaces la atraviesan montañas y cerros de bosque tropical nuboso como la Sierra de Chamá y de las Minas al igual que fértiles valles en la región del río Polochic.
En la Franja Transversal del Norte las elevaciones oscilan de los 300 a los mil 400 m.s.n.m, lo que a lo largo del año redunda en una zona lluviosa especialmente en los meses de junio a octubre, según el Instituto Nacional de Sismología, Vulcanología, Meteorología e Hidrología (Insivumeh).
Históricamente fue una zona estratégica por ser el paso entre el altiplano y las tierras bajas del norte, indica el estudio de la antropóloga Estrada Ochoa.