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De Maradona a Van Basten: ser un genio del balón no implica tener éxito en el banquillo

Haber sido un gran jugador no asegura siempre ser un gran entrenador: antes que Zinedine Zidane, varias leyendas del futbol, como Cruyff, Maradona, Platini, Beckenbauer o Van Basten, probaron suerte en los banquillos y no siempre con resultados satisfactorios.   

Diego Maradona: Un fiasco. El Pibe de Oro, campeón del mundo en 1986 con Argentina, soñaba con volver a dar a su país otro cetro mundial, pero su paso al frente de la Albiceleste, entre 2008 y 2010, no resultó idílico. Maradona se caracterizó más por su temperamento volcánico que por sus aciertos tácticos.

El ex 10 de Argentina se ganó pronto la opinión desfavorable de la prensa y la opinión pública por los resultados decepcionantes y su incapacidad para obtener el mayor rendimiento de Leo Messi, considerado como su sucesor. Los insultos que profirió a los periodistas justo después de obtener el billete para el Mundial de Sudáfrica colmaron el vaso.

“A los que no creyeron en nosotros, y pido perdón a las damas, que la chupen y que la sigan chupando”, declaró en rueda de prensa en octubre de 2009. Una afirmación que le valió ser suspendido dos meses por la FIFA, antes de caer eliminado del Mundial ante Alemania en cuartos de final (4-0). Fue despedido y emprendió una lucrativa aventura en los Emiratos Árabes (Al Wasl), que no le reportó prestigio como técnico.

Johan Cruyff: Creador del estilo Barsa

Encarnación del futbol total con Holanda y el pujante Ajax de Ámsterdam en los años 1970, el tres veces Balón de Oro inició su carrera como entrenador en el equipo holandés de su vida en 1985, logrando ya varios títulos nacionales. Pero fue en el Barcelona donde dejó una huella indeleble a base de títulos (4 Ligas y 1 Liga de Campeones, la primera para el club catalán), y de la creación del tiqui-taca como sello del estilo de juego del Barsa, importado después a la selección española.

Franz Beckenbauer: Pasó a la historia

El Kaiser es junto al brasileño Mario Zagallo el único que ostenta el privilegio de haber ganado un mundial como jugador (1974) y como entrenador (1990), lo que da idea de la huella que dejado este futbolista que revolucionó las funciones de un defensa central. Entrenador del Olympique de Marsella después ganar el Mundial de Italia-1990 con la Mannschaft, sólo duró cuatro meses en el cargo en el equipo que meses después se proclamaría campeón de Europa. Su última experiencia en el banco fue en su Bayern de Múnich, al que hizo campeón en Alemania, y campeón de una Copa de la UEFA, antes de orientar su carrera a los despachos. 

Michel Platini: Un paréntesis agridulce

Apenas un año después de su retirada, el mítico capitán de los Bleus fue nombrado seleccionador en noviembre de 1988 tras el despido de Henri Michel. Platini no pudo encauzar una situación ya comprometida en la fase de clasificación para el Mundial de Italia 90, pero logró un pleno de 8 victorias en otros tantos partidos para lograr el billete a la Eurocopa-1992, en la que Francia cayó en primera fase, poniendo fin a su aventura en los banquillos.

Marco Van Basten: Un fracaso

La reconversión del tres veces ganador del Balón de Oro holandés no ha resultado exitosa por el momento. Seleccionador de Holanda entre 2004 y 2008, el exdelantero centro cayó en octavos de final del Mundial y en cuartos de la Eurocopa. Tampoco logró triunfar en el Ajax (2008-2009), Heerenvee  (2012-2014) ni en el AZ Alkmaar. Actualmente es adjunto de Danny Blind en la Oranje, no clasificada para la Eurocopa de Francia.

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