Cuando Jimmy Morales decidió expulsar al jefe de la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (Cicig), Iván Velásquez, Galdámez, que llegó entre los tránsfugas al partido oficial, tomó el liderazgo en el Congreso y mediáticamente apoyó la decisión presidencial, lo que le sirvió para demostrar su fidelidad a una causa que también hizo suya: frenar las investigaciones de corrupción que la entidad realizaba.
A menos de ocho días de las votaciones, Galdámez se presenta como el candidato que lucha en contra de la intervención extranjera y el que no dejará que la Organización de las Naciones Unidas (ONU), establezca una agenda política parcializada en Guatemala por medio de Cicig u otro ente de similar característica.
FCN-Nación es un partido que lucha, pero por sobrevivir políticamente luego que el poder los abatió. Estuardo Galdámez es un capitán del Ejército e integrante de las fuerzas especiales Kaibil que supo como trepar en la política para reclamar un espacio que ahora lo lleva a competir por la presidencia.
Los últimos sondeos de opinión no colocan a Galdámez entre los favoritos para ganar, él lo sabe, sin embargo, aceptar su nominación presidencial obedece, según fuentes cercanas a FCN-Nación, a que sus posibilidades de una tercera reelección quedaron sepultadas, por lo que la salida más favorable para él era la carrera por la presidencia y luego regresar a sus actividades empresariales y servicios al Estado a través de sus empresas constructoras.
FCN-Nación decidió elegirlo a él como candidato presidencial, luego de un análisis interno, en competencia con el alcalde de Puerto Barrios Hugo Sarceño. Ganó Galdámez porque en la población goza de más popularidad.
La promoción 108
En la finca Jumay de Tiquisate, en Escuintla; nació Galdámez hace 53 años, el presidenciable se define como una persona de “orígenes humildes” y en una entrevista relató que, cuando nació su madre no fue a un hospital y el parto lo atendió una comadrona.
En la escuela rural mixta José Martí, de Tiquisate, Galdámez aprendió a leer y escribir. En 1983 estudió el nivel básico en el Instituto Adolfo V. Hall de Oriente, en Zacapa. A los 21 años se graduó de la Escuela Politécnica como oficial del Ejército de Guatemala y con un título de bachiller en Ciencias y Letras, el presidenciable integra la promoción 108 de oficiales que se graduaron en esa escuela militar.
El candidato en entrevistas previas ha indicado que en el Ejército de Guatemala fue un “oficial de inteligencia militar” y salió de esa institución por voluntad propia para luego convertirse en empresario.
Alcanzó el grado de capitán en el Ejército y luego su padre le heredó una patente de comercio, por lo que al salir de la institución castrense compró maquinaria e incursionó en el sector de la construcción, hasta llegar a ser contratista del Estado por varios años, antes de decidirse apoyar al Partido Patriota e incursionar en la política.
En Ixcán, Quiché, distrito al que representa desde el 2012 en el Congreso, el presidenciable compró un terreno y cultivó cardamomo, actividad que le sirvió de modelo producción y exportación orgánica.
Diecinueve años después, en el 2006, Galdámez retomó sus estudios y en el 2012 la universidad Mariano Gálvez lo acreditó como licenciado en Ciencias Jurídicas.
Más allá de su faceta de empresario, profesional del Derecho o su carrera política, Galdámez resalta por la promoción 108 de la Escuela Politécnica, graduada en una época donde el conflicto armado era una amenaza y la producción de oficiales del Ejército era una misión de la institución para cubrir la demanda en la lucha contrainsurgente.
De la promoción 108 se desprenden figuras que destacaron más allá del Ejército, como Byron Lima Oliva, Juan de Dios Rodríguez, Érick Melgar Padilla y Érick Servando Cano Zamora, que ocupó el cargo de jefe del Estado Mayor de la Defensa, el tercer puesto más alto en la institución, después del presidente y el ministro.
Corruptor en el Congreso
Galdámez en su primera magistratura 2012-2015 militó en el extinto Partido Patriota y en su segundo periodo al conseguir la reelección, con la desaparición de esa organización, se integró al oficialismo con la bancada FCN-Nación un mes después de asumir la curul.
Su comienzo en la política partidaria se marca con su militancia en la bancada patriota, en un partido identificado con la derecha e ideólogos de corte militar, fue el partido que llevó al general Otto Pérez Molina a la presidencia al obtener el triunfo en las elecciones de 2011.
Galdámez llegó al partido por su cercanía con Pérez Molina, ya que el candidato presidencial estuvo bajo el mando del exmandatario en el Estado Mayor Presidencial, entre 1994 y 1996.
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Electo por Quiché, Galdámez en su primer periodo en el Legislativo se identificó como leal a Pérez Molina y durante la crisis política de ese gobierno por corrupción, defendió al general hasta el 2 de septiembre de 2015 cuando presentó su dimisión al cargo luego de ser desaforado por el Congreso de la República y de que un juzgado ordenara su captura por delitos de corrupción.
La polémica siempre ha acompañado a Galdámez en su carrera política. En julio del 2012, con menos de un año de ser diputado, fue denunciado por un periodista de elPeriódico por intentar sobornarlo con Q2 mil. Una grabación del circuito cerrado del Organismo Legislativo daba fe de las acciones del parlamentario.
Además, durante la campaña proselitista del Partido Patriota en el 2015, Galdámez, de nuevo, fue captado por una cámara cuando entregaba varios billetes de Q100 a un reportero de un medio local por la cobertura que hacía al presidenciable Mario David García en Quiché.
Entre 2012 y 2015 en el Congreso también se aseguraba que Galdámez era uno de los legisladores obedientes a Baldetti.
¿Defensor de quién?
Estuardo Galdámez decidió iniciar su campaña presidencial acercándose al electorado a través de tiras cómicas. Galdamán es un superhéroe que defiende al país, un alter ego del candidato, aunque entre las diferencias con el personaje destaca que Galdámez sí es defensor, pero de una sola causa: políticos vinculados a casos de corrupción.
El Frente de Convergencia Nacional (FCN-Nación), lo formaron exmilitares como Édgar Ovalle, actualmente prófugo por supuestos delitos de lesa humanidad perpetrados durante el conflicto armado interno, en Alta Verapaz.
Llevó al poder a Jimmy Morales como resultado de la crisis política que Guatemala vivió en el 2015. También logró 11 escaños en el Congreso, espacios que se multiplicaron por la suma de tránsfugas del partido Libertad Democrática Renovada (Líder) y el Partido Patriota, cancelados por incumplir con las normas de financiamiento del Tribunal Supremo Electoral.
En ese grupo de diputados disidentes estaba Estuardo Galdámez, que renovó su curul, pero a diferencia de los últimos cuatro años, se convertiría en uno de los diputados más mediáticos de la Octava Legislatura, integrando junto a FCN-Nación un bloque de partidos con las mismas prioridades: expulsar a la Cicig del país y frenar los procesos penales en los que estaban involucrados políticos vigentes.
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El presidenciable, incluso, luego que Morales decidió terminar de manera prematura el mandato de la Cicig, el 7 de enero del 2019, convocó a una sesión extraordinaria al Congreso para que se manifestarán a favor del presidente y en contra de la Corte de Constitucionalidad, que finalmente suspendió la orden del mandatario.
Desde el Congreso, Galdámez también emprendió una cruzada contra la exfiscal Thelma Aldana, a quien solicitó se investigara la compra de un edificio para el Ministerio Público que podría estar sobrevalorado. La iniciativa del presidenciable fue respaldada por el diputado del partido Todos, Felipe Alejos, que está señalado de integrar una red que facilitaba desde la Superintendencia de Administración Tributaria la devolución del crédito fiscal de manera ilícita.
Galdámez es el rostro del continuismo del legado de Morales y un partido que está en proceso de cancelación por financiamiento electoral ilícito y con varios de sus más altos funcionarios vinculados a casos de corrupción y con procesos de antejuicio pendientes de resolver.
El candidato presidencial del oficialismo también tiene razones propias para defenderse de la Cicig y el MP. Ha sido vinculado en una trama de sobornos en el Congreso en la pasada legislatura, cuando estaba en el Partido Patriota, donde Galdámez habría sido parte de un grupo que manipuló la elección de magistrados de la Corte Suprema de Justicia y el contralor general de Cuentas, entre otras actividades parlamentarias.
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