Las autoridades de inmigración adujeron para expulsar a OBarry, de 76 años, que éste no les informó del itinerario que realizó en su anterior estancia en Japón, en agosto del 2015, en la que se desplazó a Taiji para protestar contra la caza de delfines.
“Es irónico que me deporten para mantenerme tranquilo, cuando ellos mismos han atraído más atención sobre la masacre de delfines que el documental The Cove. Me rompe el corazón ser expulsado de un país que he llegado a querer”, lamentó OBarry en un comunicado publicado el viernes en su página web.
Por su parte, el abogado del activista, Takashi Takano, criticó que la detención y expulsión de OBarry del país asiático ha sido “muy opaca” y defendió que su cliente intentase entrar en Japón con un visado de turista: “El turismo también incluye visitas a lugares de desastre u holocausto”, concluyó.
“Sus informes sobre la caza de delfines deben considerarse una actividad turística legítima”, prosiguió el letrado, quien añadió que OBarry perdió 10 kilos y sufrió un problema de pecho durante su detención.
La organización de OBarry promovió una campaña en las redes sociales para pedir la liberación del activista y agradeció a la Embajada estadounidense en Tokio sus gestiones para evitar su deportación.