No es fácil responder porque cuando usted considera la corrupción en Guatemala tiene que pensar siempre en el camino de los últimos cien o cientos de años. Guatemala tiene algunos rasgos culturales que hablan mucho de la opresión. No estoy en una discusión de izquierda, pero no se puede negar que aquí había mucha opresión, y donde tenemos una sociedad desigual, con la presión de un lado y por el otro, la dominación, uno también se da cuenta de que ya no existen las formas de comunicación necesarias porque nadie escucha a nadie.
Bajo esta condición es muy difícil que la persona de repente no se sienta en una sociedad donde uno trabaja como secretaria y gana Q2 mil, mientras que en el Congreso de repente ganan Q20 mil. ¿Cómo se siente uno? Viene la persona y se queja de la otra, y nunca ha pensado que puede llegar a ser secretaria en el Congreso, y cuando pasa eso, no digo que le pasa a todos, pero hay una tendencia de que uno se siente pisoteado y en derecho de hacer cosas porque le robaron durante todos esos años. Tiene que ver un poco con empatía.
“Se quejaban todo el tiempo sobre la corrupción en Guatemala (...) y les vi en ese acto y ni siquiera se dieron cuenta”.
¿Forma parte de la cultura?
Yo tenía amigos que se quejaban todo el tiempo sobre la corrupción en Guatemala, amigos empresarios, y al final de cuentas yo les vi en el acto y ni siquiera se dieron cuenta.
Quiere decir que estaban quejándose de la corrupción y por otra parte haciendo algo que para mí no era correcto. No era la gran corrupción, pero había violación de ciertas reglas.
Imagínese una sociedad en donde hay un montón de desempleados y el jefe puede escoger entre miles. Entonces eso tiene consecuencias y al final, con tanto desempleo, la gente tiene que hacer lo que el otro dice y no tiene la misma autoconfianza para decir no. Y después volverse astuto, una palabra que se puede traducir de diferentes formas en otros idiomas, pero aquí en Guatemala no tiene el mismo significado. Aquí astuto es pilas, y quiere decir evadir reglas, y ganar.
¿Qué impacto tiene la corrupción en el ciudadano o en el político que dirige el país?
Si uno está en el tráfico, al final de cuentas hace lo que todos, quiere decir que uno no puede sobrevivir en esa sociedad sin ser como ellos. Al final, si usted quiere avanzar en la vida, está obligado, porque no hay opciones, a entrar a juegos. Usted siempre tiene que preguntarse qué tanto entra al juego y qué tanto no. Porque cuando no entra al juego está fuera, si no tiene suerte; pero si tiene, logra mantenerse un poco independiente.
“En otras palabras, es muy fácil hablar de corrupción de la política cuando uno está en su espacio, protegido”.
¿Es complicado salirse de esa línea?
Siempre existe una dinámica que empuja en una dirección, a algunos más que a otros. Eso depende del rol exacto que tiene la sociedad. Quiero decir que cuando uno entra a círculos altamente infectados, allí sí comprueba quién es uno. Antes no. Y si no hace ningún tipo de compromiso, le va mal. En otras palabras, es muy fácil hablar de corrupción de la política cuando uno está en su espacio protegido y ni siquiera se da cuenta de que tiene algunos comportamientos que podrían convertirse en lo mismo. Yo no digo todos, eso se comprueba cuando tienes la posibilidad; es la prueba de cada uno.
¿Solo se necesita del medio para desarrollar la corrupción?
No digo que cada uno lo hace de igual forma, pero ninguno puede ser totalmente recto. Porque si usted llega a la política, llega al Congreso, donde se negocia y, de alguna forma, es muy normal, usted cada día está obligado a decidir y ese tipo de negociación no siempre es dinero, es negociar posesiones.
¿Cómo podemos, como guatemaltecos, cambiar la cultura de corrupción?
Siempre hay diferentes formas. Lo clásico es crear estructuras de ley que sean un poco más inteligentes, medidas anticorrupción. Hay estructuras de poder que uno tiene que cumplir, que uno tiene que desarrollar, como, por ejemplo, la Ley Electoral. Digamos, el contexto es sumamente importante, y si el contexto es el Estado, si existe más igualdad y menos opresión, automáticamente se va a volver menos corrupta la sociedad, pero eso es como esperar en la Navidad el gran regalo. La sociedad también tiene que trabajar. Uno mismo debería intentar trabajar en sí mismo.
¿Qué más debe hacer un político?
Hay formas de trabajo anticorrupción que se pueden manifestar en leyes. La transparencia de fondos, las transferencias de un ministerio a otro, hay que evitar a toda costa la discrecionalidad porque una regla es tan buena como su interpretación. Si usted puede interpretar mucho una regla ya está muerta, y aquí, generalmente en el Congreso, son expertos en dejar reglas discrecionales. Eso debería terminar.
¿Qué papel debe tomar la ciudadanía?
Primero, depende del sistema educativo que es debilitado, y el tema de ética moral y la temática del Estado de Guatemala no juega ningún papel porque todavía hay una lucha por la interpretación de la historia, y si uno no puede interpretar la historia de una u otra forma, de forma gris si quiere, tampoco existe la posibilidad de tener un referente con el cual uno se comparara, en el sentido de vamos mejor o vamos peor. Si la persona sola empieza a interesarse, a pesar del sistema educativo, por la política y empieza a organizarse. Yo no digo para protestar, simplemente a hablar de política, tomar conciencia de lo político y no solo rechazar, porque aunque la política sea deficiente, siempre va a existir política, no existe otra opción.
También hay que saber escuchar, y no significa que el otro tenga la razón, pero hay que intentar reflexionar de lo que dice la gente.
Recomienda cambios
Bornschein considera que para fomentar un conjunto de valores éticos dentro de la política y la sociedad en general se requiere llevar al país a una discusión.
Agrega que un valor importante es poder decir no, crear conciencia en la gente, autoconfianza y empatía, lo cual significa que no solo la persona se entienda con sus penas, sino que sepa escuchar.
Señala también que la guerra interna que se vivió en el país es aún un referente en la cultura guatemalteca, ya no de manera obvia, pero los frentes ideológicos siguen. Sin embargo, cree que el problema de la corrupción une a muchos de los anteriores frentes. Por ello afirma que deben unirse los que quieren cambiar y trabajar en ello.
Resalta que una medida para reducir la corrupción en la sociedad guatemalteca es buscar reducir las desigualdades existentes.
Añade que eso pasa por revisar el modelo económico y desarrollo del país, a fin de que haya más oportunidades de empleo para todos los guatemaltecos.