En una de las gradas de acceso al Mercado Central, en la zona 1, la señora María viuda de López, de 80 años de edad, cuida que nada quiebre los cascarones que ha pintado y que ofrece a la venta. “Tengo añales de vender cascarones, desde cuando costaba tres quetzales el ciento”, cuenta. Compra, a lo largo del año, las cáscaras de huevo en restaurantes, a Q20 el ciento.
Además compra el confeti o el pica pica (finos pedazos de papel de muchos colores) a Q15 la libra. Ella misma hace todo el proceso, desde pintar los cascarones con añilina, rellenarlos y sellarlos con un cuadritos de papel china y pegarlos con almidón o engrudo. “Esto requiere tiempo y oficio”, detalla.
En las afueras de este mismo mercado, Marta Julia Mexicanos también se dedica a la venta de los cascarones. Pinta aproximadamente diez mil piezas que vende durante la época previa al Miércoles de Ceniza. Ella misma hace el trabajo, mas para esto compra 10 quintales de pica pica en las imprentas y empieza a pintar los cascarones varias semanas antes.
Años de Carnaval
Según el historiador Haroldo Rodas (QEPD), es posible que la tradición de quebrar cascarones se practique en Guatemala desde finales del siglo 18. Toma como referencia una celebración denominada “mascaradas” en las que textos de esa época hablaban de algunos atropellos que se cometían porque a las personas se les tiraba harina y se les quebraban huevos “güeros”.
Un aspecto que llama la atención de Rodas es que la celebración termina el Martes de Carnaval, el día previo al inicio de la Cuaresma, cuando en muchos países de Europa lo tradicional son los huevos de pascua, el Domingo de Resurrección.
Sin embargo, en provincias españolas (como Lopera, en Jaén, y Águilas, en Murcia) aún se acostumbra pintar los cascarones y rellenarlos de papelitos de colores tal como se hace en Guatemala y probablemente en otras regiones de Centroamérica.
Lo cierto es que, aunque la tradición está cada vez menos difundida, todavía es común ver a muchas personas llevando con cuidado las frágiles cáscaras de huevo pintadas de colores, con la premeditada intención de tomar por sorpresa a alguien.
Frágil tradición
No se conoce la fecha precisa en que la tradición de los cascarones comenzó en Guatemala, lo cierto es que todavía en muchas escuelas se celebra. Los precios de los cascarones oscilan entre los 25 y 30 centavos la unidad. El ciento puede comprarse a Q20 ó Q25. Pica pica o confeti: a Q10 la libra; a uno y dos quetzales la bolsa, dependiendo del tamaño.