El árbol de corozo, conocido en la costa sur como manaque, es una palmera nativa que crece en forma silvestre en las selvas y bosques tropicales. Su fruto es utilizado antes de la maduración para ornamentar la Semana Santa con sus aceitosos ramos e impregnarla con su aroma.
Algunos de los lugares donde los árboles de manaque son cultivados se hallan en Retalhuleu, Suchitepéquez, Escuintla y Santa Rosa. Los vecinos utilizan sus hojas para levantar viviendas.
Corte difícil
Cortar la flor es difícil, ya que su tronco tiene espinas y alcanza una altura de más de cinco metros. Las ramillas de corozo son cortadas de un ramo más grande, que viene envuelto en un cáscara conocida como pacaya.
Para llevar a cabo el corte de las aludidas pacayas los campesinos tienen que utilizar una vara de árbol para escalar la palmera y esquivar las espinas que tiene el tronco. Las pacayas miden aproximadamente un metro y pesan alrededor de un quintal.
Tras su corte, los ramillas son desgajadas del ramo para su comercialización.
Un ramillete puede ser comprado por Q1, mientras que el ramo completo en Q25, manifestó Julio Arreaga, de la aldea El Río, en Retalhulelu.
“La flor de corozo es una tradición de devoción de todos los católicos, pues la utilizamos para recordar la Santa Cena, al colocar un ramo sobre la mesa de la casa”, explicó Julio Arreaga.
Pero los ramilletes de corozo no sólo se utilizan en la Cuaresma, sino también en las bodas, cumpleaños y altares de nueve días o de cabo de año de difuntos, expresó Arreaga.
La real esencia
La fragancia pura que expele el corozo no es en sí la esencia del aroma de la Semana Santa, reveló el historiador Fernando Urquizú, del Centro de Estudios Folclóricos de la Universidad de San Carlos.
Es una combinación de corozo y pino, ya que ambos son utilizados por los altareros para la preparación, tanto de alfombras como de huertos y andas, citó.
“En las alfombras de corozo se coloca una capa de pino abajo, por lo que no se nota. Lo mismo se efectúa en la fabricación de las altares”, agregó. señaló.
Explicó que esta combinación se repite en la Navidad con la manzanilla y el pino. “Generalmente, la gente dice que la manzanilla es el olor navideño, pero en realidad es una combinación de ambos”, manifestó.
Agregó que en hasta el inicio del siglo pasado el corozo era utilizado como aceite industrial, pero fue sustituido por los químicos. Su producción era tan importante que fue incluida en el Libro Azul, un documento impreso en el gobierno de Manuel Estrada Cabrera, para rescatar las artes y la industria.