Eso no quiere decir que practicar ejercicios de estiramiento o de equilibrio sea en vano, añade Ahlskog, porque estos ayudan con los síntomas de la enfermedad de Parkinson, tales como rigidez muscular, movimientos lentos o alteración de la postura y el equilibrio.
Pero, en el intento por combatir el avance de la enfermedad neurológica en mención, incluida la demencia que es uno de los resultados más temidos de esta, Ahlskog apunta a estudios científicos que revelan que la actividad aeróbica mejora los factores que potencialmente pueden ejercer un efecto protector sobre el cerebro.
Algunos ejemplos
El ejercicio aeróbico libera factores tróficos, que son unas pequeñas proteínas cerebrales cuyo comportamiento es similar al de los fertilizantes aplicados sobre el césped. De tal manera que ayuda a mantener las conexiones cerebrales y contrarresta la atrofia cerebral fruto de la enfermedad de Parkinson y del envejecimiento del cerebro, explica Ahlskog.
Las prácticas modernas de fisioterapia deben incorporar un entrenamiento en ejercicios aeróbicos y promover un acondicionamiento físico para los enfermos de párkinson, para quienes es un problema empezar a practicar ejercicios aeróbicos y continuar haciéndolos.
Allí es donde los fisioterapeutas desempeñan un papel fundamental para ayudar a contrarrestar el avance de la enfermedad porque identificarían el tipo de ejercicio más adecuado para alguien, iniciarían el plan de ejercicios y servirían de entrenadores, añade el médico.
La enfermedad
La enfermedad de Parkinson es un tipo de trastorno del movimiento. Ocurre cuando las células nerviosas (neuronas) no producen suficiente cantidad de una sustancia química importante en el cerebro conocida como dopamina. Algunos casos son genéticos.
Los síntomas comienzan lentamente en un lado del cuerpo. Luego afectan ambos lados, entre estos: temblor en las manos, los brazos, las piernas y la mandíbula; rigidez en los brazos, las piernas y el tronco; lentitud de los movimientos y problemas de equilibrio y coordinación.
A medida de que los síntomas empeoran, las personas tienen dificultad para caminar o hacer labores simples. También pueden tener problemas como depresión y, trastornos del sueño.
Para practicar
- Empezar lento. Consultar con el médico de cabecera antes de empezar un programa de ejercicios y aumentar gradualmente, desde 15 minutos a 30 o más.
- Hacer lo que a uno le gusta (o tolera). Si hay resistencia a subirse a la bicicleta estacionaria, mejor intentar con la máquina de subir escaleras.
- También se puede caminar rápido, afuera o dentro de un centro comercial o en una pista.
- Esforzarse un poco. Si se camina en una pista, por ejemplo, intentar pasar a las demás personas. Si se hacen ejercicios repetitivos, aumentar lentamente la cantidad de repeticiones.
- Una vez que la enfermedad de Parkinson se lentifica, es necesario administrar una cantidad adecuada de los fármacos para optimizar la calidad de vida y facilitar el ejercicio.