Donde mejor se puede observar ese fenómeno es en La Mesilla, La Democracia, Huehuetenango, que limita con Ciudad Cuauhtémoc, frontera Comalapa, Chiapas.
Un equipo de este diario constató que una de las principales actividades de los vecinos en La Mesilla es el trasiego de productos mexicanos que pasan sin pagar impuestos por una calle que se ubica detrás de las instalaciones de la delegación de la Dirección General de Migración (DGM) y la aduana de la Superintendencia de Administración Tributaria (SAT).
En La Mesilla, la única presencia del Gobierno son las oficinas deterioradas de Migración y de la SAT. Según los vecinos, la mayor presencia de la Policía Nacional Civil y el Ejército fue en el 2013, cuando las fuerzas de seguridad buscaban al presunto narcotraficante Eduardo Villatoro Cano, alias Guayo Cano.
Durante largas jornadas, decenas de personas trasladan a bodegas y picops cajas de productos mexicanos. “A diario pasan toneladas de mercadería”, cuenta un contrabandista. El hombre habla a cambio de no tomarle fotografías ni video y no revelar su nombre.
“El cambio ha beneficiado el comercio aquí —en La Mesilla—. El negocio es directo, nada pasa por la aduana. Con Q1 mil compramos dos mil pesos de producto mexicano”, explica el hombre, quien dirige a un grupo de jóvenes, quienes apilan cajas de huevo en la palangana de un picop.
Los productos que cada día pasan detrás del edificio de Migración y la SAT en La Mesilla son huevos, hortalizas, leche, frituras, cerveza, harina de maíz, detergentes y otros productos de la canasta básica. También repuestos para vehículos, entre otros productos.
“Aquí de esto vivimos —contrabando—. Yo habló de mercadería, no de drogas; ese es otro tema del que prefiero no hablar”, dice el entrevistado.
En la aldea, además de Migración y la SAT, funcionan unos 10 hoteles, cuatro agencias bancarias, tres cajeros automáticos, cinco casas de cambio de moneda y unos 10 cambistas en el paso fronterizo.
La calle principal que comunica con la frontera está abarrotada de pequeños almacenes, que ofrecen ropa, juguetes, edredones, bicicletas y sombreros; además, proliferan las tiendas de productos de primera necesidad, la mayoría procedentes de México.
El contrabando que llega a la cabecera, Huehuetenango, se traslada en picops, camiones, microbuses y autobuses, por la carretera Interamericana. “Todo el mundo —autoridades locales, policía, políticos— sabe que la carretera es la vía para llevar el producto”, afirma un taxista.
En la vía opuesta
La Asociación de Comerciantes Organizados de Chiapas (Acoch) informa que a México llegan de Guatemala, por los pasos ciegos, flores, licores, azúcar, café y reses. La Acoch no logra explicarse la falta de acción de las autoridades mexicanas para frenar el contrabando.
Q14 mil millones
En Guatemala, la Asociación de Investigación y Estudios Sociales y la Fundación para el Desarrollo, que forman parte de la Red Centroamericana de Centros de Pensamiento e Incidencia, efectuaron una investigación para calcular el comercio ilícito en Guatemala.
El valor de las mercancías que ingresan de manera ilegal en el país mediante contrabando es de Q14 mil millones, equivalentes al 3.6 por ciento del producto interno bruto, según el estudio.
El informe señala que en los puertos fronterizos se encuentra la mayor conflictividad, por la defraudación.
Evasión Millonaria
En febrero del 2015, la Universidad de Chiapas entregó al Servicio de Administración Tributaria mexicano un informe sobre la evasión fiscal en la frontera con Guatemala. Según la investigación, el impago del impuesto al valor agregado (IVA) y el impuesto general de importación (IGI) equivale al 22 por ciento de la recaudación en aduanas de la zona.
Según el estudio, la evasión equivale a 200 millones de pesos al año. El documento señala que la frontera carece de infraestructura necesaria para incentivar la integración y desarrollo de la región.
Desafío fronterizo
“El problema mayor es el tráfico de mercancías ilícitas y de personas, no el contrabando”, explica el doctor en Economía y catedrático de la Universidad Autónoma de Chiapas Jorge López Arévalo.
Las imperfecciones del mercado y falta de incentivos al comercio formal de productos en la zona fronteriza permiten que eso ocurra, asegura el académico.
Uno de los mayores problemas en los pasos fronterizos es que el trasiego de productos se da sin ningún control de las autoridades, pues en ambos lados de la frontera hay escasa vigilancia, aunque en el caso de Guatemala la infraestructura es mucho más precaria.
El riesgo que los expertos han denunciado con frecuencia es la vulnerabilidad en las zonas fronterizas, donde puede transitar libremente cualquier producto.
No hay interés
El director ejecutivo de la Cámara de Industria de Guatemala (CIG), Javier Zepeda, recordó que en el 2009 la SAT consideró que el fisco dejó de percibir aproximadamente Q6 mil millones debido al contrabando; en el 2016, la cifra podría significar entre Q10 mil y Q12 mil millones. El problema para contrarrestar el contrabando es que no existe una política nacional contra esa actividad, solo se toman medidas aisladas.
El contrabando no solo es un aspecto económico, hay que tomar en cuenta que muchos de los alimentos que se trasiegan desde otros países tienen fecha de caducidad que en varios casos cuando llega a Guatemala ya está vencida.
Sin datos ni recursos
A pesar de que el comercio ilícito constituye una enorme amenaza para para la recaudación tributaria y la seguridad interna, las autoridades no cuentan con los recursos y la infraestructura necesarios para su control.
Instituciones como Asíes y Fundesa, que participan con muchas otras entidades en laRed, han constatado esas dificultades, aun para establecer montos del comercio ilícito.
Hasta ahora, las cifras a las que se aproximaron sus investigaciones detallan que en Guatemala el comercio ilícito se centra en combustibles, productos avícolas y farmacéuticos, según un estudio presentado el año pasado.