El CBX, usado también para curar las úlceras pépticas en humanos, pertenece a un grupo de moléculas conocido como 11 beta hidroxiesteroide deshidrogenasa (11-HSD), el cual puede actuar como un inhibidor.
Estudios anteriores desarrollados en roedores han constatado que el alcohol activa ciertos esteroides, los glucocorticoides, y puede estimular al organismo a aumentar su ingesta.
Los expertos del TSRI recuerdan ahora que la actividad de los glucocorticoides en las células está regulada por el 11-HSD, lo que convertiría a la carbenoxolona en un medicamento eficaz.
Aplicada a grupos de entre nueve y 10 ratas, los investigadores, encabezados por el experto Pietro Paolo Sanna, descubrieron que los roedores que presentaban una dependencia del alcohol, que en humanos puede ser física o psicológica, redujeron su ingesta.
Asimismo, los roedores no dependientes rebajaron los niveles de la toma de alcohol después de administrarles la CBX.
Los autores de este estudio, publicado también en la revista especializada Translational Psychiatry, sugieren que las 11-HSDs podrían desempeñar un papel clave para modular “los efectos reforzadores” del alcohol.
En consecuencia, fármacos inhibidores desarrollados a partir de la 11-HSD podrían ser reutilizados para tratar el abuso del alcohol.