Nab'ee t?ziij
La lengua primigenia de los idiomas mayas, según hipótesis, surgió en la Sierra de los Cuchumatanes, en un área donde hoy habitan los qanjobales, en Huehuetenango. Ese tronco común es llamado protomaya por los investigadores, o bien, nab'ee tziij, que en k'iche' quiere decir “antigua lengua”.
Esa forma de comunicación nació hace cuatro mil años, aproximadamente.
El paso de los años, las guerras y las migraciones hicieron que el protomaya evolucionara en distintos grupos lingüísticos por Mesoamérica.
Nora England, una de las investigadoras más acuciosas en el estudio de los orígenes de los idiomas mayas, refiere que hace unos tres mil años ya existían cuatro grandes ramas: la wasteka, la yukateka, la occidental (tzeltal mayor y q’anjob’al mayor) y oriental (k’iche’ mayor y mam).
El chalchiteko fue el último idioma maya en ser reconocido por el Estado de Guatemala, luego de que el Congreso de la República aprobara el decreto 24-2003.
Estos lenguajes tuvieron cambios significativos de 1524 a 1700, resultado de la Conquista y colonización española, por la disminución de la población, la esclavitud, la subordinación a un poder extranjero y los cambios de ubicación de las poblaciones.
De hecho, la Corona española llevó a cabo acciones conocidas como “reducciones” forzadas, las cuales agruparon en determinadas áreas a distintos grupos étnicos, produciendo así diversos efectos lingüísticos.
Asimismo, se dieron procesos de migración de las zonas urbanizadas hacia las periferias lejanas por parte de grupos que se negaban a pagar los tributos de los ibéricos.
El idioma garífuna, según la tradición oral, llegó a Guatemala el 26 de noviembre de 1802, cuando esa etnia, liderada por Marcos Sánchez Díaz, ingresó por la Bahía de Amatique, estableciéndose principalmente en las áreas hoy conocidas como Lívingston y Puerto Barrios, Izabal.
Entre los fenómenos que más afectaron en la forma de comunicación fue el proceso de castellanización, ya que el uso del español se extendió no solo entre los mestizos, negros, mulatos y zambos, sino también entre los indígenas, cuyos idiomas tuvieron cambios al incorporar palabras y estructuras gramaticales del español.
Asimismo, en ciertas regiones, las congregaciones católicas se formaron en torno a un chinamital (parcialidad) de origen prehispánico. Debido a ello, así como al establecimiento de unidades socioculturales reducidas, se fortaleció el proceso de diferenciación lingüística de los grupos de estirpes distintas.
Con la colonización y su sistema de administración municipal, hubo congregaciones de diversas lenguas en una misma área, lo cual hizo que se adoptaran formas lingüísticas alternas, en una especie de fusión. De esa forma, surgieron nuevos idiomas.
Actualidad
Hoy, en el territorio de Guatemala se hablan cinco de las grandes ramas del protomaya, excepto la wasteka, que se mantiene viva en el norte de Veracruz y en el sur de Tamaulipas.
El xinka posiblemente se originó por migrantes incas que desembarcaron en la actual Guatemala. De hecho, se ha comprobado que el 60 por ciento de ese idioma tiene raíces fonéticas y gramaticales quéchuas.
Son alrededor de 30 idiomas los que sobreviven en México, Guatemala, Belice y Honduras, aunque, debido a las migraciones, también han llegado hasta Estados Unidos.
Los 22 idiomas mayenses que se practican en el territorio nacional, por orden alfabético, son el akateko, achi’, awakateko, chalchiteko, ch’orti’, chuj, mopan, itza’, ixil, kaqchikel, k’iche’, mam, q’anjob’al, q’eqchi’, poqomchi’, popti’ —antes llamado jakalteko—, poqomam, sakapulteko, sipakapense, tektiteko, tz’utujil y uspanteko.
Sin embargo, los cuatro grandes, los de mayor prevalencia, son el k’iche’, el q’eqchi’, el kaqchikel y el mam, con un total de cuatro millones 753 mil 641 hablantes, según proyección del 2015 del Instituto Nacional de Estadística, con base al censo del 2002.
Hoy, las lenguas mayenses del país emplean un sistema de ortografía estandarizado, latino fonético desarrollado por la Academia de Lenguas Mayas de Guatemala.