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Sal y pimienta universitaria

En 1898, en plena dictadura de Manuel Estrada Cabrera, un grupo de estudiantes de la Universidad de San Carlos (Usac), con la cara descubierta, salieron a las calles para satirizar al régimen.

Huelga de Dolores en tiempos de Estrada Cabrera, principios del siglo XX. (Foto: Hemeroteca PL)

Huelga de Dolores en tiempos de Estrada Cabrera, principios del siglo XX. (Foto: Hemeroteca PL)

A pesar de los abusos en tiempos pasados, la Huelga de Dolores busca reivindicarse y retomar el papel que tuvo en momentos trascendentales para el país.

El reconocimiento a más de un siglo de historia llegó el 22 de marzo de 2010 cuando el Ministerio de Cultura y Deportes emitió el Acuerdo Ministerial número 275-2010 en el que se declaraba a la Huelga de Dolores de la Universidad de San Carlos de Guatemala como Patromonio Cultural Intangible de la Nación.

El dictamen indicaba que la actividad constituye una tradición estudiantil que recoge símbolos y significados del sentir de la sociedad guatemalteca, y por ser un legado histórico que se ha mantenido por más de cien años, producto de diversos procesos sociales, económicos, políticos y culturales.

A raíz del nombramiento como Patrimonio Cultural los comités de Huelga han tomado conciencia en el desarrollo de las actividades huelgueras y ha mermado el vandalismo y la destrucción de la propiedad pública y privada, además de incidentes violentos lo cual ha permitido que muchas personas se apresten a observar el desfile bufo como es tradicional a lo largo de la antigua Calle Real, hoy Paseo de la Sexta y su culmen en la Plaza de la Constitución.

Historia

Ciento dieciocho años después, esa tradición continúa, con la diferencia de que ahora cada vez más sectores critican las acciones de las asociaciones huelgueras.

“Era una fiesta popular en la que se trataba de hacer crítica a los políticos del momento, haciendo mofa de los aspectos más ridículos de ellos”, recuerda el sociólogo Carlos Guzmán Bökler, quien fue integrante del Comité de Huelga de 1949 a 1952.

Los ex huelgueros aseguran que en la época de 1950 a 1980 la actividad fue un éxito, ya que cada Viernes de Dolores la capital se detenía porque la población estaba a la expectativa del desfile bufo.

A criterio de Wálter Sosa, autor de más de cien canciones de la Huelga, ésta era esperada porque se convertía en un canal de denuncia y protesta contra el Gobierno.

El diputado Mario Chávez, quien participó en la Huelga de Dolores de 1952, asegura que los estudiantes se ganaron el respeto de los ciudadanos porque enfrentaron a gobiernos dictatoriales. “En aquellos años había mucha unidad entre los estudiantes, y los huelgueros se destacaban por sus críticas”, recuerda Rodolfo de León Molina, magistrado de la Corte Suprema de Justicia.

La creatividad de los sancarlistas se ha visto reflejada en el anuario No nos tientes, en las sátiras teatrales, en la elección del Rey Feo y en las canciones huelgueras.

La Chalana es el himno huelguero, que fue escrito en 1921, pero cada año son creadas decenas de canciones que relatan la situación política y social del país.

Épocas difíciles

La Huelga ha pasado por distintas épocas, y ha sufrido altibajos. Incluso, fue suspendida 10 años por el gobierno de Jorge Ubico, y resurgió en 1945. Desde entonces, se impulsaron los boletines, las veladas y las carrozas.

Con la caída del gobierno de Jacobo Árbenz, en 1954, la Huelga fue más crítica contra Estados Unidos, y el personaje más repudiado fue el coronel Carlos Castillo Armas.

“La Huelga de Dolores ha afrontado etapas difíciles y ha evolucionado. Ya no es tan crítica como antes, porque la situación política ha cambiado. Ahora, los problemas son de tipo social, que la Huelga no puede resolver”, dice el huelguero Wálter Sosa.

En los últimos años, la actividad huelguera ha sido criticada por diversos sectores, por las acciones violentas de parte de sus miembros. José Ramón Mena, huelguero desde 1970, señala que ha habido una baja en la calidad de los mensajes y en el comportamiento de los estudiantes, que han llegado hasta a cometer actos vandálicos.

“Los estudiantes enfrentaron la represión del Ejército, pero hoy en día eso ha mermado, y por lo mismo, las actividades deberían de ser mejores”, afirma Mena.

Los ataques a las personas que no daban la colaboración económica, llamada talacha, y el aprovechamiento de individuos ajenos a la actividad, hicieron que la recolección de fondos fuera suspendida en la capital, hace algunos años.

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