Quien lo hizo primero fue Arriola Batres, que a través de una carta al Tribunal Supremo Electoral expuso que lo hacía por la solicitud de personas inconformes con la elección de corporación municipal de Salamá.
Lo secundaron sus compañeros, quienes dicho sea de paso actúan como voluntarios en el proceso electoral.
“Siendo coaccionados -por los inconformes- ante esta decisión, debe prevalecer nuestra seguridad”, lamentaron.
De hecho esa junta, así como la junta electoral municipal de Baja Verapaz, estuvieron retenidos después de las elecciones por una turba que demandaba nuevas elecciones, pero donde no figurara la Unidad Nacional de la Esperanza (UNE).
Esta es la primera junta departamental que renuncia, pero el sábado 15, un día antes de las votaciones, lo hizo la junta municipal de San Jorge, Zacapa, donde se repetirán las elecciones.
Las dimisiones llegan justo cuando las juntas deben hacer las audiencias de revisión, que se han tornado tensas por reclamos de supuesto fraude de los partidos políticos, algo que el TSE rechaza.
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