Según el cronista Francisco Antonio de Fuentes y Guzmán, “el valle de Pinula posee gran cantidad de agua cristalina que es suficiente para cubrir las necesidades de sus habitantes y el ganado; aunque se duele que no sepan aprovecharla al máximo para las siembras”.
El proyecto incluyó el reconocimiento preliminar en el que se midieron las fuentes y los caudales disponibles y la nivelación topográfica para conducir el agua hasta donde comenzaba la red de distribución, se explica en la obra La Nueva Guatemala de la Asunción.
No se sabe con certeza el propósito del Montículo de La Culebra —que medía 4 ½ km de longitud y que data de finales del período preclásico—, pues se le atribuyen funciones de conducción de agua, muralla defensiva, límite de territorios y guarda de paso o frontera, y se le relaciona con el sitio de Kaminaljuyú, indica Ivonne Putzeys en su investigación Montículo de la culebra y acueducto de Pinula.
Ramírez decidió utilizar la loma precolombina al rebajarla en donde fuera necesario, para colocar la ataujía sobre ella y construir las arquerías en las partes cortadas, refieren Luis Luján y Carlos Navarrete en su libro El gran montículo de la culebra en el Valle de Guatemala.
Estas obras requirieron la mejor tecnología disponible de la época, grandes sumas de dinero, considerable número de hombres para fabricar los materiales, acarrearlos, excavar y revestir túneles, edificar presas y puentes, levantar la arquería, cajas intermedias, alcantarillas o cajas de distribución, así como la red domiciliar con tuberías de barro, pilas lavaderos y fuentes públicas, se refiere en Los acueductos coloniales de Pinula y Mixco de la Nueva Guatemala de la Asunción, de Guillermo Guzmán Chinchilla.
Este sistema quedó en desuso durante el gobierno de Jorge Ubico, cuando en 1938 se construyó la planta y pozo de Santa Luisa, que comenzó a surtir a la ciudad de agua, y se reemplazó por tubería de hierro fundido.
El agua del acueducto no pasaba por una planta de purificación, ya que la primera se construyó hasta en 1933. Tampoco se tenía un sistema de medida, hasta en 1950, cuando la Municipalidad de Guatemala dispuso el uso de medidores. La Empresa Municipal de Agua se creó en 1972.
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