A pocos metros se encuentra la embajada estadounidense y también la residencia diplomática, el lujoso Palacio Bosch Alvear, donde se aloja Obama, su esposa Michelle, sus dos hijas y su suegra en su visita de dos días tras el histórico viaje a Cuba.
“Fuera Obama” , “Fuera buitres” —por los holdouts—, “no al pago de la deuda, fueron algunas de las consignas contra la presencia del mandatario en Argentina, a horas de cumplirse el jueves los 40 años del último golpe militar que instauró una sangrienta dictadura (1976-83) con apoyo de la inteligencia estadounidense.
La manifestación tuvo sus momentos de tensión por la pasión de las consignas y la quema de varias banderas estadounidenses.
No obstante, no se registraron enfrentamientos con las barricadas de policías que resguardan la zona en un megaoperativo de seguridad que alteró el ritmo de todos los habitantes y trabajadores de esta urbe por la que transitan unas 10 millones de personas.
Obama afirmó en una conferencia de prensa ocnjunta con su par argentino Mauricio Macri, que su país ha hecho “mucha autocrítica” y aprendió lecciones sobre el papel de Washington en el pasado, al responder, incómodo, este miércoles a una pregunta sobre la dictadura argentina (1976-83).
“En los años 70 nuestro enfoque sobre los derechos humanos era tan importante como luchar contra el comunismo. Era un tema muy importante, tanto para republicanos como para demócratas”, dijo el presidente sobre el tema que más sensibiliza a los argentinos en esta visita que coincide con el 40 aniversario del golpe de Estado.
Este jueves Obama y Macri participarán de un homenaje a los miles de desaparecidos y muertos durante la dictadura en el Parque de la Memoria.
A este acto no asistirán los organismos que participarán en una marcha multitudinaria de evocación del golpe de Estado en horas que Obama y su familia viajen unas horas a la villa turística de Bariloche, a unos 1.800 km al sudoeste de la capital.