Sentencia de muerte
Una sentencia de muerte distribuida el lunes pasado en un papel por miembros de la Pandilla 18 en tres viviendas se regó como pólvora en el Reparto Lempira de San Pedro Sula, la segunda ciudad de Honduras, 240 km al norte de la capital.
“Atentamente de la Pandilla 18, les damos 24 horas para que se hagan humo (se vayan) de esta área, después no vayan a lamentar, van a haber vidas caídas” , dice el mensaje escrito en computadora.
“Si no nos vamos, nos matan” , dijo a la televisión un joven que se identificó como Juan Martínez, quien cargaba un colchón en sus hombros. Comentó que los hombres dejaron volantes con una leyenda escrita al parecer en computadora, y en la que señalaban que si no se iban lo lamentarían.
El Hoyo, situada en la ladera de una colina, es habitada desde hace 20 años. Son tierras privadas que los habitantes invadieron y que las autoridades les permitieron ocupar después.
Selkin Arita, vocero de la policía, dijo a periodistas el jueves que unas 140 personas habían huido, y que unos 100 policías y soldados fueron desplegados en un operativo de seguridad en la zona.
“Instamos a los pobladores a retornar a sus hogares porque hemos destacado policías y militares a salvaguardar sus vidas y pertenencias” , dijo por su parte el coronel Tito Moreno, comandante de la Brigada 105 de las Fuerzas Armadas.
Pero Gloria y otros vecinos, como Délfida López, no se detuvieron y se agregaron a la estampida de vecinos.
“Me voy a trasladar a la colonia Flor de Cuba. Ya mis (cinco) hijos se fueron, qué voy a quedar haciendo sola aquí?” , pregunta Délfida, de 58 años, cuya pobreza no le permitió contratar un vehículo sino un carruaje maltrecho tirado por un avejentado caballo para transportar las tablas de desechos que formaban su deplorable vivienda.
“Aquí da miedo… si se fija, no hay ninguna pulpería, todas las cerraron los mareros” , lamenta.
Un pueblo fantasma
“Este parece un pueblo fantasma”, reconoce un suboficial del destacamento militar que tomó un taller de estructuras metálicas como cuartel general.
El subteniente Selkin Arita, de la PMOP, reconoce que ” los pandilleros tienen atemorizada a toda la población, pero estamos aquí para restablecer el orden“. ” Vamos a estar aquí 24/7 los 365 días del año“, complementa un suboficial.
Arita explica a la AFP que los pandilleros exigieron a los vecinos desalojar las viviendas de la calles principal porque quieren convertir la vía en la frontera de los territorios que controlan la 18 y la pandilla rival Mara Salvatrucha (MS-13) para la venta de drogas y extorsiones.
” De este lado está la 13 y del otro la 18“, explica el militar.
Este jueves, unas 30 familias también huyeron de la colonia Las Torres, en el sur de la capital, luego que los pandilleros les mandaran una nota similar, dándoles 48 para desalojar sus vivienas en esa barriada pobre.
Igual que en San Pedro Sula, los vecinos contrararon vehículos y subieron de prisa lo que pudieron para escapar y buscar un lugar de menor riesgo.
Miembros de otro contingente policial acudieron en axilio pero el éxodo no se detenía.
“Mi familia no tiene dónde ir, pero nos vamos porque tenemos miedo de perder nuestras vidas si no lo hacemos” , dijo a la televisión local una mujer que se identificó como Antonia Romero.
Barrio 18 y la rival Mara Salvatrucha, las dos pandillas que operan desde la década de 1980 en Honduras, son las que se disputan la zona.
Un caso similar ocurrió el lunes en una colonia de San Pedro Sula, ciudad norteña y la segunda en importancia de Honduras, donde centenares de lugareños abandonaron sus hogares por amenazas, presuntamente también del Barrio 18.
Intimidación por la impunidad
El coordinador de la oenegé Alianza por la Paz y la Justicia (APJ), Omar Rivera, dice que ” intimidación de los mareros“a la población en San Pedro Sula es ” consecuencia de la impunidad generalizada que prevalece en este país“, donde ” solamente el 4% de las personas que cometen delitos llegan a juicio.
Según informe de noviembre del 2015 de la institución estadounidense InSight Crime y la hondureña Asociación por una Sociedad Más Justa, en San Pedro Sula la 18 opera en 22 barrios y colonias y la MS-13 en 11.
Mientras, en la capital Tegucigalpa la 18 controla 150 barrios y colonias y la MS-13 está en 70.
Agrega que las pandillas violentas han existido por décadas en Honduras pero a partir de los años 90 ambas agrupaciones se consolidaron como “fuerzas dominantes” , producto de la llegada de deportados desde Estados Unidos, causando “un repute en la violencia” .
Recuerda que la tasa de homicidios se elevó en el 2014 en San Pedro Sula a 140 por cada cien mil habitantes y 81 en la capital, entre las más altas de mundo.
Según la Embajada de Estados Unidos, ambas pandillas tendrían unos 36.mil miembros pero otras instituciones consideran que tienen mucho menos.