Padecimientos crónicos como el alcoholismo y la drogadicción, así como transtornos mentales y la creciente incapacidad de pagar un alquiler, que en algunas áreas se encarece de forma vertiginosa, son algunas de las causas que han empujado a 115.738 personas a las calles de ciudades como San José, Los Ángeles, San Francisco y Santa Ana.
“Un problema que vas a encontrar en el condado Orange y en la gran mayoría de áreas en estados orientales y sureños es que no solemos tener el número adecuado de refugios de emergencia para la gente”, explicó a Efe Karen Williams, presidenta de la organización 211 OC, que trabaja con las autoridades estatales para que la indigencia no sea “invisible”.
Con una tasa del 64 %, California es el estado con la mayor población de desamparados sin plazas en albergues, una situación que obliga a los indigentes a improvisar refugios de cartón en las aceras, instalar tiendas de campaña en medio de las avenidas o parques públicos, o amontonar sus pertenencias en las paradas de autobuses.
“En el condado de Orange tenemos principalmente refugios de emergencia estivales, que van de finales de noviembre a abril”, reveló Williams, quien resaltó que el comité de supervisores de este condado haya aprobado comprar una propiedad en Anaheim que será utilizada para estos fines.
La experta precisó que la indigencia en California genera reacciones diferentes en relación a otras partes del país, debido al efecto que ella denomina “fotografía en la portada de un periódico”.
“Cuando tienes una fotografía de una persona que se ha muerto de frío y esa foto está en la portada de un periódico, toca el corazón y la gente dice: 'tenemos que hacer algo'”, explicó.
En Los Ángeles, considerada la capital de los indigentes de la costa oeste, miles de desamparados malviven arraigados en el corazón financiero y, en particular en Skid Row, una de las zonas con la mayor densidad poblacional de personas sin hogar del país.
“No se asoman aquí. Más bien, están de pasada”, explicó a Efe Julio Umana, agente de seguridad de un negocio de joyas a pocas calles de Skid Row, quien manifestó que los desamparados no suponen una amenaza para los residentes o comerciantes del área.
Según HUD, más de la mitad de los indigentes en el país se concentran en cinco estados: California (21 %), Nueva York (16 %), Florida (6 %), Texas (4 %) y Maryland (4 %).
Para combatir el problema, en junio de 2010 se puso en marcha “Abriendo Puertas: Plan estratégico federal para prevenir y acabar con la indigencia”, una iniciativa nacional que ha establecido alianzas con agencias y socios estatales, y que en California tanto ésta como otras similares ha dado resultados mixtos.
Aunque entre los años 2007 y 2015, el estado fue el que más redujo el número de personas “sin techo”, con 23.248 menos, en el período 2014/2015, la indigencia creció un 1.6 % y situó a la región como el segundo estado con el mayor crecimiento de desamparados, solo superado por Nueva York.
Con miras a atajar esta problemática, a finales del año pasado el alcalde de Los Ángeles, Eric Garcetti, decretó el estado de emergencia con el fin de movilizar más fondos y aumentar las plazas en albergues para indigentes.
San Francisco, el corazón mundial de la innovación tecnológica, intenta emular los pasos de su par californiana, aunque con menos éxito después de que el pasado martes descarrilaran los intentos por declarar el estado de emergencia en esta ciudad, en la que de acuerdo a datos oficiales se contabilizan 7.539 desamparados.
En Santa Ana, situada en uno de los condados más prósperos del país y con un 78.2 % de latinos, la crisis de desamparados ha puesto a prueba a las autoridades tras la acampada que han protagonizado 532 personas sin hogar en pleno centro urbano.
Los indigentes, entre los cuales se estima hay cerca de 200 hispanos, se han apostado en un área en la que se hallan flanqueados por el ayuntamiento, el edificio del defensor público, la oficina de finanzas y el centro cívico.
La presión social podría estar empezando a hacer mella en las autoridades estatales, las primeras en ser señaladas cuando los ciudadanos critican que el aumento del coste de vida en el país no vaya de la mano con un mayor poder adquisitivo.
“California es una de las áreas más costosas en las que vivir y los salarios no han aumentado para la mayoría de la gente”, lamentó Williams.