Salud y Familia

El párkinson es más que un trastorno del movimiento

La enfermedad de párkinson, que cada 11 de abril celebra su día, es un trastorno neurológico, crónico, progresivo y degenerativo que afecta áreas específicas del cerebro (sustancia nigra), lo cual provoca disminución en los niveles de dopamina, un neurotransmisor que interviene en el control de los movimientos voluntarios.

El apoyo familiar es un pilar fundamental para mejorar la calidad de vida del paciente con párkinson. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL)

El apoyo familiar es un pilar fundamental para mejorar la calidad de vida del paciente con párkinson. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL)

Como consecuencia de lo anterior se producen movimientos anormales en la forma y velocidad de los mismos que interfieren en las actividades de la vida diaria del paciente.


De la enfermedad de párkinson aún no se ha identificado su causa principal, pero es considerada multifactorial (tabaquismo, plomo, aluminio, deficiencias nutricionales, traumatismo craneal, en relación a factores hereditarios se incrementa si hay antecedentes de la enfermedad de un 3 a 6 por ciento) e involucra numerosos mecanismos en su origen que concluyen en la muerte de las neuronas que producen la dopamina. Es multidimensional debido a sus variables manifestaciones y la evolución de la enfermedad que difiere de una persona a otra. No todos presentan los mismos síntomas ni en tiempo ni en severidad. La edad media de inicio son los 55 años y afecta más a hombres que a mujeres.

Asintomática

Es frecuente que los síntomas iniciales sean inespecíficos y se dificulta diagnosticar tempranamente la enfermedad. Cuando ya hay síntomas se presenta la bradicinesia, es decir, lentitud en el movimiento; temblor, por lo general en una mano y puede subir a mandíbula; rigidez, hay incremento en la resistencia muscular que dificulta la flexión, extensión o rotación de la articulación; pérdida de reflejos posturales que interfiere en la marcha y el equilibrio; pasos cortos y acelerados que aumentan riesgo de caídas. Hay otras manifestaciones que requieren un control motor fino que alteran la funcionalidad: hipofonía —voz lenta—, falta de expresión facial, disminución del parpadeo, exceso de salivación, alteración en la escritura con letra pequeña y poco legible, dificultad al masticar y tragar, incontinencia.

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Detectar a tiempo

Es importante tener un diagnóstico temprano en el período llamado etapa preclínica o premotora, que se caracteriza por mareo o desvanecimiento, cambios en la presión arterial, estreñimiento, resequedad en la piel y cuero cabelludo, trastorno del olfato, trastornos en la memoria y depresión.

Tratamiento

El tratamiento debe ser integral. Debe haber una adecuada terapia de fármacos enfocada en incrementar los niveles de dopamina; terapia física y ocupacional con la finalidad de mejorar la motricidad gimnasia mental que ayude a estimular el sistema neuronal, acondicionar el entorno a fin de disminuir riesgo de caídas, iluminación, eliminación de barreras, evitar el cambiar de lugar los objetos crear una rutina en sus actividades de la vida diaria a manera que se le facilite su autonomía. La piedra angular en el manejo de la enfermedad sigue siendo el apoyo de la familia que le dé al paciente seguridad, confianza y disipa la ansiedad que es un detonante en el incremento de los síntomas.

10 señales de alerta

  1. Disminución en  el tono de voz (hipofonía).
  2. Trastornos en  el sueño.
  3. Disminución en  el olfato.
  4. Falta de  expresión o rigidez facial (hipomimia).
  5. Micrografía o  escritura diminuta.
  6. Mareo o  desvanecimiento.
  7. Encorvamiento de  la espalda y mala postura.
  8. Dificultad a  la movilización.
  9. Temblor unilateral de mano y dedos
  10. Estreñimiento

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