El tratamiento inocula por vía intravenosa una pequeña cantidad de un compuesto de adenosina, lidocaína y magnesio (ALM, en inglés) durante 60 minutos, seguido de un goteo estabilizador durante unas cuatro horas.
“El fluido ALM (…) circula por el cuerpo, reactiva el corazón, eleva sutilmente la presión arterial, protege el corazón, el cerebro y los órganos y desacelera el sangrado al tapar las filtraciones”, explicó Dobson en un comunicado remitido por la universidad.
El Mando de Operaciones Especiales de los Estados Unidos aportó unos US$532 mil 349 al equipo científico para continuar con su trabajo, que contribuiría a tratar sangrados abdominales en escenarios de guerra o ataques terroristas.
“Se trata de dar el mejor tratamiento médico en combate de una manera que se pueda ganar tiempo en el campo de batalla”, agregó Dobson, que trabajó junto a su compañero Hayley Letson.
El tratamiento también podría ser utilizado en ambientes rurales, tropicales y remotos, así como en países de bajos ingresos, indicó la Universidad James Cook en su comunicado. Dobson explicó que “puede ayudar a contrarrestar las hemorragias posparto que causan la muerte de 150 mil mujeres cada año”.