Ubico se expresa ante la Municipalidad
El presidente se expresó de manera clara y comprensible. Sus frases fueron terminantes y no hubo evasivas de ningún género, como insinuara alguno de los periódicos quezaltecos.
Dijo el gobernante su pensamiento en forma precisa y, como se trataba de una conversación de puntos generales, con expresión breve de parecer, el general Ubico terminó en la siguiente forma: -Voy a enviarles a mi secretario de Fomento para que cambien impresiones y se busque la forma de resolver en definitiva una cuestión que no debe quedarse indefinidamente a merced de las circunstancias.
-Yo espero que se llegue a una conclusión y, mientras tanto, tengan ustedes la seguridad de que me encuentro en la mejor disposición de cooperar en todo lo que sea en beneficio de esta rica comarca de la República.
Nuestra manera de ver la cuestión
Hemos creído, desde los días del gobierno del señor Carlos Herrera, que la construcción del Ferrocarril de Los Altos, en la forma que se proyectó, era un disparate. Uno de esos disparates que cuestan caro a la Nación. Los hechos se han encargado, desgraciadamente, de ponernos en condiciones de considerar que la obra del ferrocarril ha causado más daños de los que se tuvieran en perspectiva.
Cuando el ingeniero Juan Luis Buerón (español de origen, ingeniero que trabajó para la Municipalidad de Quezaltenango y que obtuvo en 1899 la primera concesión de la Asamblea Legislativa y del Presidente de la República para la construcción del Ferrocarril de Los Altos) vino a Guatemala, traía los ímpetus de descubrir y conquistar a Guatemala.
Eran los días del gobierno del general José María Reyna Barrios, la época en que se formaban las sociedades anónimas y se concertaban los grandes consorcios, porque había mucho dinero en el país y muchos listos que no tenían ese dinero y debía de llegarles de cualquier manera. Así, se levantaron los primeros planos del famoso ferrocarril a Quezaltenango, que partiría de la ciudad quezalteca para terminar en Champerico. Se gastó entonces un raudal de literatura que asordó a los altenses.
Pero sobrevino la revolución de 1897, la caída del general Reyna y Manuel Estrada Cabrera, que conocía muy bien a los quezaltecos, como que había salido de su seno, les planteó de nuevo el asunto del ferrocarril. Ya no fue entonces un motivo de especulaciones económicas, sino de especulaciones políticas. Todos los años, don Manuel decía que iba a iniciar los trabajos del ferrocarril. Así tenía aquietados a los agitadores de su pueblo con la gran perspectiva. Pero los años pasaban y todo se iba en proyectos que se levantaban con una cachaza mortificante. Un día, unos peones empezaron a morder la montaña y en las postrimerías del gobierno cabrerista, se dijo que el ferrocarril era un hecho. –Mañana empezamos en firme.
Reapertura del Museo del Ferrocarril de Los Altos
El jueves 14 de abril del 2016, a las 18 horas, se llevará a cabo la reapertura del Museo del Ferrocarril de Los Altos, con la conferencia que impartiré, titulada “Auge y caída del Ferrocarril de Los Altos”. Lugar: Centro Intercultural, Antigua Estación del Ferrocarril de Los Altos, en el Barrio La Democracia, Quetzaltenango (desde 1984 se le agregó la letra “t”). Invita el Centro Intercultural “La Estación”.