Intereses de las grandes empresas
El escepticismo va ganando fuerza entre la sociedad civil a ambos lados del atlántico. Solo el 17% de los alemanes y el 15% de los estadounidenses piensan que el TTIP es “algo bueno”, frente a más del 50% que opinaba lo mismo en 2014, según un sondeo de la fundación Bertelsmann.
De visita en Londres, Obama se mostró comprensivo respecto a los miedos que suscita el proyecto de tratado.
Anteriormente, los acuerdos comerciales “a veces sirvieron a los intereses de las grandes empresas y no necesariamente a los de los empleados de los países donde estas están basadas”, reconoció.
Este acuerdo “es uno de los mejores caminos para promover el crecimiento y crear empleo” tanto en Estados Unidos como en la Unión Europea, declaró Obama al diario alemán Bild.
Por su parte, Angela Merkel defendió el proyecto y dijo que “no estamos retrocediendo en nuestras normas, protegemos lo que se está haciendo en la actualidad en Europa en materia de medio ambiente y de protección de los consumidores” a través de un video difundido por su gabinete.
En vista de las dificultades para zanjar el TTIP, el presidente estadounidense podría acabar concentrándose en otro objetivo: la ratificación del Acuerdo de Asociación Transpacífico, un tratado de libre comercio entre Asia-Pacífico y América.