Un frondoso árbol de flores aromáticas, que puede llegar a tener una longevidad asombrosa aún pasaría inadvertido entre tantos otros, pero el esquisúchil se distingue porque hay un ejemplar famoso que fue declarado Patrimonio Cultural de la Nación en 2004.
La fama le viene porque fue sembrado por el Santo Hermano Pedro de San José Betancur, el 19 de marzo de 1657 en el jardín de El Calvario, Antigua Guatemala. A sus flores y hojas se les atribuyen efectos curativos de diversas dolencias, por lo cual los visitantes las recogen para preparar tés.
Sin embargo, a pesar de esta virtud, el árbol no ha podido ser reproducido, con lo cual su aura mística aumenta. Guillermo Chiquitó, quien tiene 10 años de trabajar en El Calvario, cuenta que no han podido sacar “hijos” al árbol del Hermano Pedro: “Una vez se trató por medio de vástagos pero ninguno pegó”, dice.
En algunos lugares de Antigua Guatemala existen unos ejemplares que fueron reproducidos pero de otro árbol de esquisúchil. Uno de los responsables de ese trasplante es el doctor Miguel Torres, químico biólogo y microbiólogo, además de ávido estudiante de historia, quien lleva más de 15 años de investigar al esquisúchil.
La información que posee formará parte de un libro que prepara la Fundación G&T Continental llamado El Tesoro del Calvario, Patrimonio Cultural de La Antigua Guatemala. De ese estudio proviene la siguiente información: Existe la creencia de que el árbol fue empleado por los españoles para atraer a los indígenas a lugares determinados.
En las plazas de San Miguel Escobar, San Pedro Las Huertas, San Juan del Obispo, Esquipulas y Chiquimula, aún crecen viejos esquisúchiles plantados allí para este propósito. Torres señala que el motivo del Hermano Pedro para sembrar el esquisúchil en El Calvario fue proveer a su surtida botica de una escasa planta medicinal, ya conocida por los indígenas de estas tierras.
Según estudios actuales se ha comprobado que tiene un efectos farmacológico antidepresivo. Esta especie nativa de Mesoamérica habita, con poca frecuencia, desde el centro de México hasta el norte de Costa Rica. En Guatemala se han identificado tres tipos o formas de esquisúchil: flor doble y rizada; flor grande, sencilla y fruto ovoide (tipo Hermano Pedro); y flor pequeña, sencilla y fruto redondo (como el del Cementerio de Antigua), que ha sido la más reproducida.
Se considera que el esquisúchil de flor grande (3.5 cm de diámetro) se encuentra en peligro de extinción. También existen algunos en los bosques, que al parecer fueron plantados en alguna época por la mano del hombre, pero son del tipo de flor pequeña (1.7 cm de diámetro).
Es un árbol tan raro en Guatemala, que no existe ningún espécimen en el Jardín Botánico Nacional de la Universidad de San Carlos de Guatemala. Su escasez en la naturaleza se documenta en la época prehispánica por la necesidad de los aztecas de hacer la guerra para conseguir esquisúchiles.
La especie Bourreria huanita nombre científico del árbol del Hermano Pedro se encuentra ya incluida en el listado de especies arbóreas de Guatemala, que están a punto de desaparecer.
Un árbol solitario
La reproducción del esquisúchil del Hermano Pedro está rodeada de misterio, debido a lo difícil que resulta lograrla. El doctor Torres se dio a la tarea de buscar la reproducción después de que su padre pensara en reforestar con esta especie a toda Antigua.
Tomando vástagos de un viejo árbol, localizado entre los cafetales de San Juan del Obispo, Torres emprendió el trabajo. Aunque los vástagos retoñaron con tallos delgados y pequeñas hojas, murieron por falta de enraizamiento. También se probó la siembra de vástagos impregnados con una sustancia llamada ácido indolbutírico, semillas con giberelinas y cultivo de embriones in vitro, pero ninguno dio resultado.
Fue hasta que Roberto Flores, quien trabajó junto a Torres en la reproducción del esquisúchil, localizó en una casa particular de la ciudad un árbol trasplantado por su dueña desde Chiquimula. El árbol en cuestión, de la variedad de flor grande, producía un “hijo” o brote, el cual fue separado de la rama madre y trasplantado a una maceta donde se logró su adaptación.
Después de cuidarlo durante varios meses fue sembrado en la Iglesia de San Francisco El Grande, en el pequeño patio que da acceso a la tumba del Hermano Pedro de Betancur. Eso ocurrió un 21 de septiembre de 1991. Finalmente los profesionales encontraron una manera segura de reproducir el árbol: “Por extracción y cultivo de brotes naturales que vienen de las raíces y que se producen muy esporádicamente”, indica la investigación. “Con esta técnica, a partir de brotes radiculares obtenidos de árboles que crecen en San Cristóbal el Alto (localizado en una cumbre de las montañas que rodean a Antigua), he logrado reproducir más esquisúchiles”, dice Torres.
Desde 1991 hasta el 2004, se han logrado sembrar 24 árboles en sitios relacionados con la historia del Hermano Pedro en Antigua Guatemala: la Iglesia de San Francisco El Grande, hay tres y en la Ermita de El Calvario, uno, más el del Hermano Pedro que tiene 348 años de estar en el mismo lugar. En el Parque Central hay cinco; en la Obra Social del Hermano Pedro, cinco; hay uno en la Plazuela de Belén, en la Posada Belén, en la Plazuela de San Sebastián, en el Hospital Hermano Pedro y en la Iglesia La Merced; también hay tres en casas particulares del Barrio El Tortuguero, Antigua.
Otros esquisúchiles de flor pequeña fueron sembrados en diversas instalaciones del Instituto de Recreación de los Trabajadores, IRTRA. Éstos se han obtenido por medio de semillas, lo cual es imposible de hacer con el árbol del Hermano Pedro. Hará falta que suceda un milagro para conseguirlo.
En Esquipulas
Al pie del Cerrito Morola, en Esquipulas, Chiquimula, vive Rodrigo Ruiz, tiene 80 años y desde que recuerda existe un árbol que aromatiza su jardín con las flores que produce tres veces al año. “No sabemos desde cuándo está aquí, cuando nací ya daba sombra, creo que ni mi abuela podía decir quién lo sembró, porque estos árboles tienen una larga vida”, cuenta.
Según Ruiz, un historiador le explicó que el árbol se llama esquisúchil y de ahí se deriva la palabra Esquipulas. En la investigación de Miguel Torres se señala que el profesor Ramiro Vanegas Vásquez, en el libro Toponimias de Chiquimula, explica: “Esquipulas voz derivada de la lengua náhuatl: Iskí, de isquitzochil > árbol muy apreciado, y de poloa > destruir, arruinar.
El esquisúchil es un árbol de flores blancas y olor delicado, por lo que Esquipulas significa: lugar donde abundan las flores o tierras floridas”. Ruiz continúa su relato y dice que cuando el Papa Juan Pablo II vino a Guatemala para canonizar al Hermano Pedro en 2002, en la Basílica de Esquipulas se elaboraron unos folletos que contaban sobre el esquisúchil y su existencia en la casa del Cerrito Morola.
A partir de entonces no cesa la peregrinación de fieles. “El Hermano Pedro le llamaba árbol de la vida, por eso muchos vienen a recoger flores y hojas”, dice Ruiz, cuyo jardín ha sido adaptado para las constantes visitas: se colocaron bancas y una imagen del Santo, para hacer más acogedor el paso a los visitantes.
Algo más
- Aunque existen varias especies, el Esquisúchil sembrado por el Hermano Pedro pertenece a la especie Bourreria huanita o de flor grande.
- Los nombres comunes conocidos de Bourreria huanita, son: Esquisúchil, Esquinsuncha, Esquinsúnchil, Árbol del Hermano Pedro, Pepenance, Oreja de León y Listón.
- Los esquisúchiles son muy resistentes y pueden llegar a vivir más de 350 años.
- Como árbol ornamental se ha confirmado su presencia en: Sacatepéquez (Antigua y otras localidades), Alta Verapaz, Quiché, Guatemala, Izabal, Jutiapa y Quetzaltenango. También en Chiquimula y Zacapa.