“Nelson Mandela fue electo ayer oficialmente como el primer presidente negro de Sudáfrica, por decisión unánime del nuevo parlamento, integrado por diversas facciones, incluyendo ex prisioneros políticos y miembros del régimen que los encarcelaron”, iniciaba el cable de la agencia UPI desde Ciudad del Cabo, Sudáfrica.
Trabajadores fabriles, líderes sindicalistas comunistas y ex guerrilleros se unieron a conservadores empresarios blancos, agricultores africanos y ex soldados de la Asamblea Nacional de Ciudad del Cabo, donde los primeros colonizadores llegaron en 1652 para dar inicio a tres siglos de dominio blanco en Sudáfrica.
El dominio blanco y el sistema de segregación racial conocido como el apartheid terminó con la primera elección multirracial entre el 26 y el 29 de abril para incluir la mayoría negra de la nación, las que fueron ganadas por el partido Congreso Nacional Africano, de Mandela, con un 62,7 por ciento de los votos.
El Partido Nacional, que instituyó el apartheid, y su líder, Frederik de Klerk, quien negoció el fin del sistema racial, obtuvo un quinto de la votación y será socio minoritario en un gobierno de Unidad Nacional.
También ganaron bancas en el nuevo parlamento el movimiento nacionalista zulú Partido Inkatha de la Libertad, el bloque separatista blanco Frente de la Libertad y el Congreso Panafricano, que en algún momento hizo campaña utilizando consignas como “un colonizador, un disparo”.
Mandela fue el único nominado para el cargo de presidente en la primera sesión del parlamento. Los 400 miembros y cientos de invitados se pusieron de pie para ofrecerle una gran ovación cuando el jefe del Ministerio de Justicia, Michael Corbett, declaró a Mandela “legalmente electo presidente de la República de Sudáfrica”.
Mandela será oficialmente juramentado este martes en la sede presidencial de Pretoria. Docenas de jefes de Estado y otros dignatarios extranjeros se encuentran en Sudáfrica para la ceremonia de asunción de mando.
El nuevo gobierno de unidad nacional encabezado por Mandela incluirá a De Klerk, quien será uno de dos vicepresidentes, además de varios miembros del saliente gobierno dominado por los blancos del Partido Nacional, entre ellos el ministro de Finanzas, Derek Keys.
En su primera intervención pública después de la sesión parlamentaria, Mandela dijo que adquiría un compromiso para lograr la paz y la reconciliación y expresó que su gobierno trabajará para ofrecer una vida mejor a todos los sudafricanos.
El hombre que durante muchas décadas fue símbolo de la batalla contra la segregación racial aceptó el más alto cargo político de su país teniendo casi al alcance de su vista el penal de la isla de Robben, la prisión de Ciudad del Cabo donde Mandela pasó buena parte de sus 27 años en prisión por oponerse al apartheid.
