Entre los delitos que la Fiscalía enumeró están asociación ilícita, conspiración para asesinato, obstrucción y asesinato.
El repartidor de gas.
En el expediente que la Fiscalía contra las Extorsiones presentó ayer hay historias variadas.
Jonathan Rocael era, en apariencia, un repartidor de gas en las colonias de Villa Nueva.
Aprovechaba su trabajo, según las pesquisas de los fiscales, para distribuir además de los pedidos de gas, armas, municiones y trasladar sicarios que servían a la red de extorsión.
Una de las escuchas presentadas ayer durante la primera audiencia dio esa pauta a los investigadores.
Rocael se comunicó con uno de los sicarios que habían atentado contra el piloto de un bus porque se negó a pagar el “Bono 14”, en junio del 2015.
Había surgido un inconveniente: estaba previsto que una mujer recogiera el arma usada en el atentado por el sicario.
Eso evitaría que la Policía tuviera argumentos, en caso de detenerlo, para probar que él era sospechoso pues ya no tendría el arma consigo. Además, nadie buscaba a una mujer como la autora del atentado armado.
Todo habría salido bien a la banda, de no ser por un retraso de la mujer. Fue cuando Rocael se ofreció para a recoger al sicario, y ese error le costaría su captura la semana pasada.
De piñatas
En la lista de quienes rendirán su primera declaración también hay guardias de presidios que ingresaron radios portátiles en las prisiones, y mujeres que llevaron “las piñatas” —las armas— y “los dulces” —municiones—, y marihuana a los penales.
Según la Fiscalía esta estructura criminal pudo haber cometido al menos 30 asesinatos.