La energía femenina está unida al hemisferio cerebral derecho que se basa en lo que percibe, en lo que intuye y tiene su fuerza en el corazón. A esta energía se le llama Yin.
Las características de la energía femenina, a veces intrerpretadas como debilidades, han provocado desconcierto y temor en la energía masculina. La energía femenina es conocida como el origen, la unidad, lo abarca todo y no tiene límites. Esta energía busca sentimientos e inspiración, es receptiva, sanadora, comprensiva y apasionada. Además, es belleza, compasión y gozo.
La energía femenina es contenedora, es decir, sostiene y mantiene, mientras que la masculina crea, protege y provee. Debido a que la fuerza que impulsa a la energía femenina nace en el corazón, es esta la que debe comprender cuál es su verdadera esencia y sanar, recuperando así su Poder Interior.
Cuando la mujer se convierte en madre despliega toda su capacidad de amar junto con la protección, el cuidado, la atención y el cariño que un hijo necesita.
La energía madre viene a completar la misión de la energía femenina. La energía femenina que ha reconocido su lugar puede extender su esencia y prolongarla en su descendencia.
¿Cómo recuperar el poder?
1. Sitúandonos en el presente, en el aquí y el ahora.
2. Aceptando el regalo de la vida que viene de papá y mamá.
3. Llenando el corazón de perdón.
4. Integrando a nuestra vida todos nuestros ancestros
5. Reconociendo el valor de ambas energías, la femenina y la masculina
Alégrate madre, hoy que es tu día, sin ti la humanidad no existiría.
*Texto tomado del libro El Guardián, de la psicoterapeuta espiritual Claudia Iriarte.