“Es señal de que hay que hacer obras” , aseguró prosaicamente a la AFP Ben Homan, el alcalde de Schengen, cuyo nombre lleva 30 años asociado a la libre circulación de bienes, servicios y personas, una de las conquistas más concretas de la Unión Europea.
Y si bien se negó a ver un “símbolo” de la grave crisis migratoria que fractura Europa en la actualidad, Homan exhortó a la UE a “hacer todo lo necesario por preservar ese espacio” .
Es en Schengen donde cinco Estados miembros de la UE (Alemania, Francia, Bélgica, Países Bajos y Luxemburgo) “firmaron el 14 de junio de 1985 en el barco Princesa Marie-Astrid un acuerdo que preveía la supresión de los controles de personas en sus fronteras interiores, recuerda el museo en su página web.
El acuerdo, adoptado hoy por 22 países de la UE, así como Islandia, Liechtenstein, Noruega y Suiza, entró en vigor en 1995.
Pero ante el flujo masivo de refugiados, Alemania, Austria, Dinamarca, Suecia y Noruega restablecieron el año pasado controles en sus fronteras.
Roger Weber, presidente de la asociación que gestiona el museo, espera ” poder volver a abrir en 15 días”.
El museo traza la evolución de las fronteras de Europa desde 1915 hasta la actualidad con mapas interactivos y propone a los visitantes fabricar, en una máquina, un pasaporte, entre otras actividades.