La información fue proporcionada por el Departamento de Investigación y Servicios Climáticos del Instituto Nacional de Sismología, Vulcanología, Meteorología e Hidrología (Insivumeh), que además precisó que la actividad ciclónica tiene mayor posibilidad de ocurrencia para la región atlántica entre junio y noviembre; mientras que en el Pacífico, del 15 de mayo hasta octubre.
El reporte detalla que en el Pacífico se espera un mínimo de 10 tormentas tropicales, así como la formación de cinco huracanes, de los cuales tres podrían representar peligro.
Asimismo, en el mar Caribe se prevé la formación de 12 tormentas tropicales y cuatro huracanes, de los cuales dos serían los que pondrían en alerta a las autoridades del país.
Eddy Sánchez, director del Insivumeh, comentó que la época lluviosa tuvo retraso; y aunque ya llueve en el suroccidente del territorio nacional, se espera que en los próximos ocho días la precipitación sea más recurrente y que en la última semana de mayo la época lluviosa quede establecida desde el centro al norte de Guatemala.
“Tenemos la tendencia de que el fenómeno de El Niño desaparezca y en junio y julio las condiciones pueden volcarse al fenómeno de La Niña, por lo que podría ser peligroso en los meses de agosto, septiembre y octubre, ya que es la época en donde pueden formarse tormentas tropicales y huracanes”, detalló el experto.
Sánchez destacó que pese a que las condiciones más fuertes se darían en la segunda etapa de la época lluviosa no hay que descartar que en junio y julio haya sistemas meteorológicos moderados, particularmente en el Pacífico, porque “el océano aún permanece caliente por el fenómeno El Niño y tiende a desaparecer”.
Calor continuará
El director de Insivumeh agregó que antes de la temporada ciclónica se han registrado temperaturas muy altas, lo cual “no se daba desde 1947”.
El experto explicó que pese a que las condiciones tienden a convertirse en neutras, la onda de calor que afecta el país desde hace dos meses seguirá al menos un par de semanas más, “hasta que las condiciones de la época de lluvia enfríen la región”.
Vigilantes
Alejandro Maldonado, secretario de la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (Conred), afirmó que debido a la información del Instituto, se “revisan todos los sistemas de alerta temprana que están constituidos en el país, para tenerlos operativos y con ello se puedan salvar vidas”.
“Tenemos un plan específico y un protocolo no solo para la temporada ciclónica, sino para la época de lluvia, y adicionalmente se ha hecho una solicitud al Ministerio de Finanzas para tener capital en el Fondo Permanente de Reducción de Desastres y así tener los recursos para las diferentes situaciones”, explicó Maldonado.
El secretario mencionó que adicionalmente se ha trabajo en normas para la reducción de desastres con las autoridades locales, “para que el impacto de la temporada de huracanes y de lluvia sea menor”.
“Es importante que todas las personas se involucren para evitar desastres. Algo sencillo es manejar de forma correcta sus desechos, ya que su mal manejo puede ocasionar inundaciones”, señaló Maldonado.
Óscar Cossio, viceministro de la Defensa, detalló que tienen el recurso humano para ponerlo a disposición ante cualquier eventualidad.
“La parte del presupuesto la maneja la Conred. Pero estamos anuentes a cooperar en beneficio de la población”, aseveró Cossio.
Mitch dejó destrucción y muerte
El huracán Mitch fue considerado una de las peores catástrofes naturales de los años noventa en Guatemala, aunque ingresó como una tormenta tropical el 31 de octubre de 1998, luego pasó a una categoría mayor.
En Guatemala, la lluvia se intensificó en el oriente y norte del país, mientras el entonces presidente, Álvaro Arzú, declaró el estado de Calamidad en la costa atlántica, la cual fue severamente golpeada, lo que causó la muerte de al menos cien personas y dejó miles de damnificados.
Para enfrentar la crisis, las autoridades habilitaron 22 albergues en la capital y 47 en los departamentos. Los fuertes aguaceros dejaron incomunicadas varias comunidades del país. Según el Ministerio de Comunicaciones, se registraron 75 derrumbes en el nororiente y sur del país.
En la capital, los derrumbes dejaron 55 muertos, 70 lesionados y dos mil 53 evacuados. Sectores como Santa Luisa, La Trinidad, El Incienso y el relleno sanitario de la zona 3 resultaron afectados. En áreas marginales de las zonas 5 y 6; Villalobos, Villa Nueva; Villa Hermosa y San Miguel Petapa también se reportaron varias víctimas mortales.
La destrucción de infraestructura vial dejó millones de quetzales en pérdidas.