IDEAS PARA NEGOCIOS
Indiferencia Ejecutiva, ¡Cuidado!
Evaluar nuestro estado de indiferencia puede ser una muy buena reflexión para hoy; a mí me corresponde en esta columna tratar el tema desde la perspectiva de las organizaciones, sin dejar de preguntarme si los temas anteriores pueden ser parte de nuestras preocupaciones institucionales.
¿Podría recordar cuántas veces hizo una pregunta, para la cual solo hubo ruido enmudecido? Y no necesariamente porque no existía respuesta, fue por un estilo determinado en algunos ejecutivos, que tienen esa extraña forma de pensar que cuando ignoran a otros adquieren poder, se le aprecia más o encumbran en la estructura organizacional, si son ejecutivos que aprendieron a aplicar indiferencia para sentirse mejor.
Los colaboradores en las organizaciones tienen un ejercicio básico para producir resultados, la interacción entre ellos; cuando se ignora ese principio, resulta desconcertante y atroz vivir en ambientes de indiferencia, entendida como el trato que una persona da a otra como si no existiera, estableciendo un contexto de ignorancia envuelta en rudeza, de un colaborador hacia otro.
En investigaciones adelantadas se dice que una persona se comporta de esa forma porque es muy sensible y frágil, usa la indiferencia como escudo para protegerse y evitar ser herida, es una forma de autodefensa, busca aislarse porque tiene miedo al dolor, oculta sus emociones y no desea manifestar cariño. Todo ello puede ser cierto, la pregunta es: ¿cuánto le aporta ese comportamiento a la organización donde labora?
Muy probablemente un ejecutivo que en su niñez vivió y malentendió, por injerencia de otros, que ser indiferente consolida poder y establece relaciones de respeto, cree que así consigue los resultados que las empresas esperan. Les puedo asegurar que son muchos los ejecutivos que hoy abandonan las empresas conservando sin tacha sus habilidades ejecutivas, pero con una clara ignorancia para entender que la indiferencia les maltrata su curriculum, después de haber estropeado los planes y vidas de potenciales colaboradores.
Pareciera ser que aquellos que sembramos indiferencia encerrados en los muros del poder organizacional limitamos el ejercicio natural de servicio a la comunidad y las relaciones de oficio que debe ejercer todo humano, por la sencilla razón de sentir amor, comprensión y solidaridad hacia otros
Preguntemos cuántos ejecutivos permanecen en nuestras empresas con gran indiferencia, haciendo cada día más lejano el verdadero deseo humano. Hasta la próxima.