Sin embargo, esta información fue negada poco después por el director del Instituto de Medicina Forense egipcio, Hisham Abdul-Hamid, quien negó hoy que los análisis forenses realizados a los restos humanos encontrados apuntasen a que hubo una explosión.
Abdul-Hamid agregó que las informaciones al respecto “no se fundamentan en hechos” y no salieron de ningún miembro autorizado de su equipo.
El vuelo “MS804” de París al Cairo, con 66 pasajeros a bordo, se estrelló en el Mediterráneo a unos 290 kilómetros de la costa egipcia. No se realizó ninguna llamada de emergencia. Las autoridades egipcias indicaron que el avión tampoco hizo contacto con la torre de control aéreo tras abandonar el espacio aéreo griego.
Ahora se están realizando pruebas de ADN a los restos para que éstos puedan ser devueltos a sus familiares una vez se hayan completados los análisis forenses, agregaron las fuentes.
El viernes, Egyptair anunció que se habían recuperado restos del avión y algunas partes de cuerpos en el mar, cerca de donde desapareció el avión. La aerolínea indicó que la búsqueda de restos de la nave y cadáveres continúa.
Poco después del incidente, el ministro de Aviación Civil de Egipto, el ministro Sherif Fathy, apuntó que la probabilidad de que se haya tratado de un atentado terrorista era “mucho más alta que la probabilidad de que el avión haya experimentado un desperfecto técnico”.
Sin embargo, el presidente egipcio Abdel Fattah al Sissi ha advertido acerca de sacar conclusiones apresuradas sobre el siniestro.
Las fuentes del comité de investigación egipcio, que incluyen a investigadores de accidentes de aviación franceses y un experto técnico de Airbus, dijeron que se estaban llevando adelante más análisis forenses para determinar si la supuesta explosión fue provocada por explosivos a bordo del avión o por otra causa.
Hasta ahora no se encontraron la caja negra ni la grabadora de voces del avión, piezas clave para determinar qué pasó. En tanto, los militares egipcios siguen buscando los restos del avión, pero la operación es difícil dado que la zona de búsqueda tiene más de 74 kilómetros cuadrados y una profundidad de más de 3.000 metros en algunas partes.