El público barcelonés quería ver a esta gran estrella que en poco tiempo se ha instalado por méritos propios en el Olimpo de los dioses y que actuó en esta ciudad por primera vez hace cinco años.
En aquella ocasión cantó en la Sala Bikini de Barcelona ante unas 700 personas, mientras que este martes lo ha hecho ante 18 mil. Todo un salto a la fama.
La nueva reina del pop no se hizo esperar a sus seguidores y subió al escenario puntual con un vestido largo negro de lentejuelas y cantó Hello, its me.
Caminando entre el público, Adele se dirigió al escenario principal e interpretó temas de su último disco 25.
En el escenario principal contó con una gran pantalla que mostró imágenes de la Sagrada Familia de Barcelona y de otros edificios de Gaudí, mientras cantó Hometown glory. Un detalle que los barceloneses le agredecieron con gritos de aprobación.
Tras interpretar One and only, Adele relató la resaca de sangría que tuvo en su anterior visita a Barcelona y destacó su agudo sentido del humor.
Todo indica que Adele ha superado aquel miedo escénico que reconoció en una ocasión, o por lo menos ha aprendido a esconderlo tras sus bromas y sus payasadas.
Fiel al guión, el recital lo finalizó con Rolling in the deep, un regalo para su público, que salió con una sonrisa en los labios.