Antes de acudir a su trabajo, Jose? Mari?a despierta a Claudia y a Mari?a, de diez y ocho an?os de edad, les da de desayunar y las lleva al colegio.
“El primer di?a que falto? mi mujer, me eche? a llorar, porque no sabi?a ni siquiera hacerles una cola en el pelo”, recuerda con tristeza. “Pero ha mejorado mucho”, se apresura a explicar su hija pequen?a. Jose? Mari?a le agradece el apoyo con una sonrisa.
El recuerda todavi?a con claridad las dificultades de los primeros tiempos. “Habi?a perdido ami esposa, y estaba solo con mis hijas. Me di cuenta de que ellas so?lo me teni?an a mi?”, comenta.
Desde entonces, cada di?a lucha para que sus hijas sean felices en la nueva situacio?n. “De no tocar ni un plato”, Jose? Mari?a ha aprendido a lavar, cocinar y hacer las tareas escolares junto a sus hijas.
“Cuando mi esposa murio?, a veces, cuando estaban enfadadas, me deci?an 'mama? nos dejari?a hacerlo', o 'mama? lo hari?a mejor'. Para mi? era muy duro porque, sencillamente, no podi?a ma?s”, relata.
No es el u?nico
Como Jose? Mari?a, hay centenares de casos, como el de Pedro. Cuando su esposa le dejo?, para irse a EEUU en pos del “suen?o americano”, hace cuatro an?os, Pedro quedo? solo con dos nin?as de 2 y 3 an?os.
Ahora las lleva y trae del colegio. Sin embargo, Pedro ha tenido en todo momento el apoyo de su madre. “Mis hijas identifican a su abuela con su mama?”, relata.
Su trabajo de medio di?a como instructor de judo le permite estar bastante tiempo con las nin?as, aunque, reconoce, no sabe que? hari?a sin la ayuda de su madre.
Figura femenina
“Lo normal es que los niños busquen otra figura materna que sustituya a la que se ha ido”, explica la sicóloga educativa Ludmilla Aguirre.
Para ella, el principal problema en las familias sin mamá es superar la ausencia de ésta. “Si el papá es una persona honrada y responsable, la familia saldrá adelante”, sostiene.
Según Aguirre, el padre está sometido a una gran presión sicológica. “Su conducta debe ser ejemplar porque sus hijos lo vigilan”, dice. Cuando la presión se vuelve insoportable, lo mejor es acudir a terapia familiar.
Nos va bien
Fernando también fue abandonado por su mujer. Desde hace cinco años cuida de sus tres hijos. Su trabajo como funcionario le permite darles buena educación.
Esta preocupado porque Ana de 8 años, reprobó su clase. “Uno para a ser el responsable de todo, como que se laven los dientes antes de ir a dormir”, afirma. Sin embargo, los cuatro miembros de su familia afirman al unísono: “Nos va bien”.
“Lo mejor es no plantearse grandes metas, no pensar para dentro de varios años, sino en mañana. Poco a poco, reconstruir tu familia”, aconseja.
Así, día a día, Fernando, Pedro y José María han ido construyendo un hogar. Sin mamá, pero como afirma Ana, la hija de Fernando, “con un papá que vale por dos”.