Según Thomson, el hombre, que estaba fichado por radicalización islamista, publicó el video en directo en Facebook pocos minutos después de los asesinatos en el que aparentemente lee un mensaje que había redactado previamente.
¡Maten policías!
Al asesinar a un policía francés y a su compañera, el joven de 25 años Larossi Abballa, condenado ya por vínculos con una red yihadista, siguió literalmente las consignas del grupo Estado Islámico, que tiene como objetivo principal las fuerzas de seguridad occidentales.
El portavoz oficial de la organización, el sirio Abu Mohamed Al Adnani, exhorta de forma incesante a sus partidarios a pasar a la acción en sus países de origen contra policías y militares de la coalición implicada en la lucha contra el EI, en Siria y en Irak.
Siete policías y militares han perdido la vida en los últimos cuatro años en Francia en atentados islamistas.
En un largo mensaje grabado divulgado en septiembre del 2014 por Al Furqan, principal medio del EI, Adnani exhorta: “Levántense, monosteístas, y defiendan su Estado desde su lugar de residencia, esté donde esté(…) Ataquen a los soldados de los tiranos, a sus fuerzas de policía y seguridad, a sus servicios de información y sus colaboradores”.
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Al Adnani alienta a los que llama “soldados del califato” a utilizar para ello cualquier arma disponible.
Larossi Abballa murió a manos de fuerzas de élite francesas en la casa del policía que había matado el lunes por la noche usando un simple cuchillo.
El portavoz del EI proseguía: “Si no pueden hacer estallar una bomba o disparar una bala, traten de hallarse a solas con un infiel francés o estadounidense y rompanle el cráneo con una piedra, mátenlo a cuchilladas, atropéllenlo con un vehículo, estrangulenlo, envenenenlo”.
“Que el infiel sea combatiente o civil, poco importa. Su sentencia es la misma: ambos son enemigos. Su sangre derramada está permitida” prosigue en esta grabación, que fue compartida y difundida por miles de sitios internet.
Ministro de los atentados
Quien en los medios yihadistas es llamado “el jeque Adnani” se convertiría al cabo de los meses en una figura importante en el seno del EI, hasta tal punto que los servicios de inteligencia occidentales lo consideraron como el “ministro de los atentados” encargado de motivar a yihadistas aislados y de supervisar campañas de terror en Occidente.
Originario de la región de Idlib, en el norte de Siria, Adnani es un veterano de la yihad anti-Estados Unidos en Irak, donde estuvo desde el 2003.
Desde marzo del 2012, y el asesinato por parte del islamista radical Mohamed Merah de tres militares en Toulouse y Montauban , los policías y soldados franceses son frecuentemente atacados por yihadistas que actúan generalmente en solitario.
En diciembre del 2014, un joven agrede con un cuchillo, al grito de “Alá akbar” a policías que estaban de guardia ante la comisaría de Joué-les-Tours, en el centro del país.
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En enero del 2015, dos policías mueren en los atentados islamistas en Paris cometidos por los hermanos Chérif y Said Kouachi.
Luego una policía municipal fue abatida cerca de París por Amédy Coulibaly, que un día después atacaría un supermercado kósher en la capital francesa.
Un año más tarde, el 7 de enero del 2016, un joven tunecino intenta atacar, también con arma blanca -un cuchillo de carnicero- , a policías de guardia frente a una comisaría de París.
El hombre, que aparentemente portaba un cinturón con explosivos que se revelaría falso, fue abatido a balazos.
“Sed” de sangre
“Tengo sed de sangre. Alá es mi testigo”. Larossi Abballa, el asesino del policía francés y su compañera en nombre de la yihad cerca de París antes de ser abatido, abrazaba desde hacia años el islamismo radical, sin esconder su deseo de atentar en Francia.
Originario de la localidad de Mantes-la-Jolie, a unos 50 km al oeste de París, Abballa, de 25 años, con pelo largo y corta barba, había sido condenado en septiembre del 2013 por haber participado en un grupo que enviaba voluntarios para la yihad a Pakistán.
Esta investigación sacó a la luz el perfil peligroso de este hombre, conocido hasta ahora por delitos menores (robo, encubrimiento).
Durante su arresto en mayo del 2011 por sus vínculos con Mohamed Niaz Abdul Rassed, un ciudadano indio considerado el jefe del grupo, los policías encontraron en el domicilio de sus padres una agenda con una lista de comisarías, mezquitas y sitios turísticos en la zona de Yvelines, en el área metropolitana de París.
“Posibles objetivos”, destacó en aquel momento una fuente cercana a la investigación.
Los mensajes telefónicos entre Abballa y los otros integrantes del grupo no dejaban lugar a dudas sobre sus intenciones. Abballa parecía “voluntario para cometer actos violentos en Francia”, reveló la fuente.
“¿Crees realmente que nos necesitan allí?”, (en Pakistán) “Alá, con su voluntad, nos dará los medios para izar la bandera aquí”, en Francia, escribió en el 2011 a uno de sus compañeros.
“Tenemos que empezar el trabajo”, “tengo sed de sangre. Alá es mi testigo”, añadía.
Larossi Abballa se mostraba ansioso para ir a Pakistán.
“No conocía mucho de religión pero era el más entusiasta” para irse, “parecía estar muy motivado con la idea de ir a hacer la yihad”, explica uno de los integrantes del grupo a los investigadores, describiéndolo como “raro” y “misterioso”.
Propaganda yihadista
El análisis de su teléfono, de su ordenador y de otros dispositivos reveló entonces la existencia de numerosos documentos de propaganda yihadista, como videos y folletos sobre Al Qaeda
Con sus compañeros, Abballa participa a finales del 2010 y a principios del 2011 en varios entrenamientos religiosos y deportivos en parques de los departamentos de Val-dOise y de Seine-Saint-Denis, ambos en las afueras de París.
Durante uno de estos ejercicios, incluso se entrenaron degollando conejos, según las investigaciones.
Según una información de aquel momento, Laroussi Abballa tiene que reunirse el 18 de diciembre del 2010 con “hermanos” venidos de Bélgica.
Interrogado por los investigadores, niega los hechos y dice que es ateo.
Argumenta que se hace pasar por musulmán para “no llamar la atención” y “evitar ser rechazado por su familia”, según una fuente cercana del caso.
En su juicio en el 2013, aparece como “limitado a nivel intelectual, básico, influenciable” y sin poder de decisión, recuerda Hervé Denis, uno de los abogados de los acusados.
Condenado a tres años de cárcel, de ellos seis meses en suspenso, fue puesto en libertad luego del juicio después de haber purgado la totalidad de su pena en detención provisional.
Abballa no parece sin embargo haber abandonado la tendencia yihadista.
Fue vigilado en el marco de una investigación que arrancó en febrero pasado, sobre un grupo yihadista sirio, según fuentes cercanas del caso. Pero su papel en este caso no llegó a precisarse.
El lunes, atrincherado en el apartamento de sus víctimas, afirmó haber jurado lealtad al jefe del EI, Abu Bakr al Bagdadi.