Entre las “medidas extraordinarias” de seguridad que implican el recrudecimiento del régimen en las cárceles que albergan “mareros”, el despliegue 400 reservistas para labores de vigilancia y de un comando elite de mil agentes para perseguir a las columnas armadas de pandilleros en la zona rural.
Según las cifras policiales, entre enero y junio del 2011 los integrantes de pandillas caídos en reyertas con las autoridades fueron tres, mientras que en el mismo lapso del 2016 la cifra escaló hasta los 298, un 9.833% superior.
3,050 personas fueron asesinadas de enero a junio del 2016, con lo cual se convirtió en el semestre más violento de la última década en el país centroamericano.
Los años que menos pandilleros caídos en balaceras con las autoridades se reportaron coinciden con el lapso en el que dichas estructuras pactaron un armisticio.
Durante la polémica tregua, supuestamente auspiciada por la administración de Mauricio Funes (2009-2014) se registró un descenso en el promedio diario de asesinatos de 15 a cinco.
Las autoridades salvadoreñas han negado en otras ocasiones que la estrategia de seguridad gubernamental se base en dar muerte a los pandilleros.
“Nuestro éxito no está fundado en cuántas balas seamos capaces de disparar” sino “en la confianza que nuestros ciudadanos sientan”, dijo el director de la Policía a mediados de abril, cuando fue desplegado el comando élite.
No obstante esta aseveración, el procurador para la Defensa de los Derechos Humanos, David Morales, aseguró que ha abierto 39 expedientes de investigación en los que figuran 139 personas muertas en operativos policiales para determinar si fueron víctimas de ejecuciones extrajudiciales.
A mediados de junio, el alto comisionado de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, Zeid Raad Al Hussein, urgió a las autoridades de El Salvador a mejorar la seguridad pública y que se respeten los derechos humanos por las denuncias del surgimiento de “escuadrones de la muerte”.
Las autoridades salvadoreñas acusan a las pandillas Mara Salvatrucha (MS13) y Barrio 18 de mantener los altos índices de homicidios que sitúan a El Salvador como uno de los países más violentos del mundo.
Las cifras oficiales dan cuenta de que el primer semestre del 2016 es el más violento en la última década en el país centroamericano.
En este lapso un total de tres mil 50 personas fueron asesinadas, un 6.1% más que las dos mil 874 registradas en el 2015.