Con un halo de tristeza que denota una voz quebrada, Bustamante reconoce que el séptimo arte sufre una desprotección casi endémica en la región, pues para ver películas independientes, fuera del cine comercial del afamado Hollywood, es necesario recurrir a la “parte ilícita”.
“No hay posibilidad de ver este tipo de cine”, insiste, “y si te gusta y lo buscas te toca verlo de manera ilícita”, reivindica el joven, que resalta la importancia de que la gente tome conciencia de que pagar su entrada “no es un gasto”, sino una inversión: “Es lo mínimo que uno puede hacer para comprarse ese viajecito que nos ofrece cada película”.
En Guatemala, apenas el 10 por ciento de la población tiene acceso a una sala de cine y en las existentes solo se exponen las grandes producciones de entretenimiento:”Fuera del cine comercial no vemos nada”.
Por eso, asegura, son tan importante certámenes como los Premios Platino, a los que su cinta concurre con ocho nominaciones.
Ixcanul compite como mejor filme con El clan, de Pablo Trapero; El club, de Pablo Larraín; Truman, de Cesc Gay o El abrazo de la serpiente, de Ciro Guerra. Precisamente ésta última es una de “mis favoritas”, reconoce Bustamante, un joven que vive a caballo entre Francia y Guatemala.
“Cuando uno ve la lista” de nominados -relata- se da cuenta de que “son las mejores películas de la temporada” y es por ello que ese “espíritu de competencia” está aparcado, queda en un segundo plano porque lo relevante son las nominaciones.
Lo fundamental, explica, es que los premios sean un canal de distribución que ahora mismo no existe.
A pesar de haber cosechado ya 46 premios con este filme rodado entre cafetales volcánicos, el equipo de Ixcanul está entusiasmado con estos nuevos premios, organizados por la Entidad de Gestión de Derechos de los Productores Audiovisuales (Egeda) en colaboración con la Federación Iberoamericana de Productores Cinematográficos y Audiovisuales.
La ceremonia de los Premios Platino se celebrará este domingo en la ciudad uruguaya de Punta del Este, una oportunidad perfecta para exponer otra vez su afamado filme, centrado en una muchacha kaqchiquel que se ve abocada a un matrimonio concertado por deseo de sus padres.
Ixcanul
La película, el primer largometraje de este director, nacido en 1977, es un relato que va de lo tierno a lo duro, puesto que se trata de reflejar la poética y las asperezas de los núcleos indígenas.
Del matrimonio concertado se pasará a un embarazo que echa al traste los planes de los progenitores, mientras que, como trasfondo a la situación de las muchachas obligadas a casarse con hombres a quienes no quieren, aflorará otra tragedia: la de los bebés robados.
La historia surgió casi de casualidad. Bustamante conoció a la verdadera protagonista del filme, una mujer, de nombre María, que vivió la historia en carne propia, y aunque hubo detalles adaptados lo cierto es que “todo venía en el paquete”.
En la mente de Bustamante está ya su próxima película, Temblores, un filme de carácter urbano que se rodará en la capital y en el que se ofrecerá “la contraparte” de Ixcanul, pasando de la complicada realidad de la mujer a los retos de la paternidad y la masculinidad.