El apóstol que la tradición cristiana llama Santiago el Mayor era uno de los hijos de Zebedeo y Salomé; su hermano fue Juan, El Evangelista. A pesar de su importancia en el conjunto de los doce apóstoles -él, Juan, Pedro y su hermano Andrés intregraron el pequeño grupo de privilegiados que tuvo una relación más cercana e íntima con Jesús-, las Sagradas Escrituras apenas si ofrecen datos de su vida.
Según la tradición, a la muerte de Jesús los apóstoles se repartieron los lugares en que debían predicar, correspondiéndole a Santiago, España y los lugares occidentales.
Un documento del siglo XIII indica que el apóstol predicó en España pero con escaso éxito, recibiendo el desdén y el desprecio de los habitantes. Entonces se le aparece la Virgen María junto al río Ebro, sobre una columna, y allí se le ordena construir una iglesia (hoy la Basílica de Nuestra Señora del Pilar de Zaragoza).
La iconografía religiosa lo representa como apóstol, peregrino y caballero. Este último aparece en el escudo de armas de la ciudad de Antigua Guatemala y otras instituciones, como herencia de los españoles del siglo XVI.
Santiago viajó de Jerusalén a tierras hispanas, donde predicó el Evangelio hacia el año 40 d. C. Fue decapitado en Jerusalén y sus discípulos trasladaron sus restos al norte de Galicia, donde lo enterraron.
En el año 813, según creencias, un pastor de Galicia vio estrellas fugaces en el campo donde sepultaron al apóstol. De ahí se deriva el nombre de Santiago de Compostela; es decir, Santiago del campo de la estrella. Así surgió el famoso camino, a donde llegan los peregrinos para venerarlo.
Otra tradición sostiene que, tras el martirio, su cuerpo fue llevado en barco por sus discípulos desde Jerusalén hasta Iria Flavia, en el Finisterre. Aquí, la historia y la leyenda se unen para crear un rellato colorista: una vez decapitado, su cuerpo es arrojado fuera de la ciudad como pasto de perros, pero sus discípulos lo llevaron al puerto de Jope, donde providencialmente apareció una embarcación aparejada, pero sin tripulación.
Al séptimo día de navegación llegaron a la desembocadura del río Ulla, en Galicia. Al depositar el cuerpo del maestro en una gruesa roca, ésta cedió como si fuera de cera hasta convertirse en el sarcófago del santo.
De España pasó Santiago, en su advocación de Matamoros, al Nuevo Mundo, como figura principal de su ejército, no solo como apóstol y peregrino, sino también como caballero andante y soldado al servicio de la fe.
En la transposición —cambio de figura divina— de deidades indígenas en territorio guatemalteco, Santiago corresponde a Cabracán, el que mueve montañas, y Zipacná, el que mueve ríos.
En Guatemala
El 25 de julio de 1524 Pedro de Alvarado fundó la primera ciudad de Guatemala, en Iximché. El nombre de Santiago de los Caballeros de Goathemala lo conservaron las otras capitales, hasta el traslado de la última y actual, en 1776, a la que se le bautizó Nueva Guatemala de la Asunción.
La figura de Santiago tiene una especial importancia en el país tanto religiosa como histórica, ya que es patrón de localidades que fueron bautizados con su nombre. Entre estos se encuentra Santiago Atitlán, Santiago Coatepeque, Santiago Cubulco, Santiago de Guatemala (Antigua Guatemala), Santiago Esquipulas, Santiago Ixcán, Santiago Jocotán, Santiago Patzicía y Santiago Sacatepéquez.
En estos lugares, cada 25 de julio las cofradías se encargan de los ritos y festejos, llenos de tradición, algarabía y fe.
En Cubulco, las dos cofradías que veneran a Santiago Peregrino y Santiago a Caballo llevan en cortejo procesional a las dos imágenes, que se unen en cierto punto. En ese lugar personajes de moros, cristianos y ángeles participan en la danza del Palo Volador. Santiago también se representa en diseños artesanales tejidos y cerámicas.
Patrocinios
Los patronazgos, que se le otorgaron en España, son de los peregrinos; de los farmaceúticos y drogueros; de los sombrereros y cereros; de los fabricantes de cadenas, y de las manzanas y los frutos del campo. Su intercesión ayudaba a curar el reumatismo.