CATALEJO
Naufragio de Líder, fruto de los partidos
EL HUNDIMIENTO DEL “PARTIDO” Líder, clausurado el martes anterior por el Tribunal Supremo Electoral, constituye el más reciente y espectacular del fracaso del caudillismo mercadológico imperante en la “democracia a la chapina” iniciada poco antes de la elección para Asamblea Nacional Constituyente, en 1984. Manuel Baldizón, antes de desaparecer de la escena política ante su derrota en la primera vuelta, tuvo un estilo descomunalmente ostentoso, sin ideología, oportunismo en el Congreso, a donde llegó de la mano de la Unión Nacional de la Esperanza para luego divorciarse de este otro partido caudillista y comenzar una aventura bautizada Líder, como tiempo antes lo habían hecho Otto Pérez Molina y Roxana Baldetti, con el Patriota.
BALDIZÓN NO DUDÓ en darle acomodo a tránsfugas de otros partidos y figuras y otras muchas figuras opacas para llenar las candidaturas de alcaldías y diputaciones. Los estrafalarios gastos de su campaña constituyen aun una de las más grandes fuentes de curiosidad y misterio en la política nacional. Fueron especialmente descarados sus desprecios a toda norma —incluyendo el plagio de una tesis doctoral vergonzosamente apañada por las máximas autoridades de la Universidad de San Carlos, así como el derroche de dinero y la inconsistencia política. El Líder pasa a engrosar la larga lista de partidos desaparecidos como consecuencia de la llegada al poder de su mandamás, y, por ironía, también de su fracaso en la intentona.
DEL LÍDER SOLO QUEDAN vestigios de las piedras pintarrajeadas en los caminos. Sin embargo, no es caso único. Desde el inicio de la era de democracia electoral han surgido decenas de grupúsculos políticos apodados ´partidos´ porque llenan los escuálidos requisitos legales. Poca gente recuerda al Frente Republicano Guatemalteco, la Gran Alianza Nacional, el Movimiento de Acción Solidaria, por mencionar sólo algunos. La muerte por inanición de los últimos partidos ideológicos, el Revolucionario, el Movimiento de Liberación Nacional y la Democracia Cristiana, ocurrió a poca distancia temporal del óbito de la Unión del Centro Nacional, el primer partido organizado con la lógica de una empresa, no de institución política.
LA CRISIS POLÍTICA ACTUAL obliga a buscar formas de lograr cambios en beneficio del país. En el reciente foro político de la Fundación Esquipulas, el miércoles anterior, los participantes señalaron la necesidad de canalizarlos por la vía de los partidos. Eso responde a la teoría política pero no a la realidad del país, porque de esas agrupaciones caudillistas integradas por una mayoría de personas irresponsables, no pueden salir buenas decisiones. De nada sirve el consenso de la sociedad, si los diputados siguen dando zarpazos y destrozando acuerdos. Del actual Congreso no puede salir nada bueno porque simplemente no hay criterios y se imposibilita lograr convencer a los diputados de no legislar en desapego a sus aviesos intereses.
TODOS LOS ESFUERZOS POR lanzarse a la aventura de sentar las bases de una nueva forma de hacer política se estrellarán en el muro de las ambiciones, de la incapacidad, de la desorganización imperante en los partidos guatemaltecos. El Patriota y ahora el FCN-Nación son un excelente ejemplo. En cualquier país con democracia funcional, causarían hilaridad, pero aquí han llegado a ganar elecciones presidenciales. Se debe comprender la imposibilidad de sacar al país del subdesarrollo, pero sobre todo del político, del cual derivan muchas de las manifestaciones actuales del creciente e imparable atraso del país. El camino para lograr superarlo pasa por la vía de acuerdos sociales sobre los partidos. De esto comentaremos el miércoles.